Hay políticos capaces de todo con tal de conseguir la atención y, sobre todo, el voto de los ciudadanos. Pero lo de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, haciendo que mariscaba es un momentazo casi insuperable y que fue comentado con su sarcasmo habitual por Alfonso Ussía en lo que fue la pieza más leída en esta semana del 3 al 9 de octubre de 2022 en Periodista Digital.
El cachondeo puede durar hasta las uvas de 2023.
La estampa de la de Sumar metida en el agua con una vestimenta que no era, precisamente, la más adecuada para estar faenando, ha dado lugar a mucha coña en las redes y a un aluvión de memes que han corrido como la pólvora por whatsapp.
El siempre sarcastico escritor pone en su sitio a la política populista por vender la imagen de estar comprometida con el sector de las mariscadoras cuando la realidad es más bien distinta.
Ya el simple hecho de ver cómo vestía Yolanda Díaz daba pistas más que sobradas de que aquello no era más que un simple postureo, combustible para la propaganda oficial del Ejecutivo sanchista:
Lo que ha hecho Yolanda Díaz por Galicia carece de precedentes. Unirse, con el apoyo de la infraestructura sindical, durante diez minutos a las mariscadoras que rebañan durante horas y horas los fondos marinos para pescar almejas y berberechos. Ellas, las mariscadoras, abrigadas para soportar el frío de la mar breve. Yolanda Díaz, con una camiseta, desnudos los brazos, pantalones vaqueros de marca y unas botas de agua, Unas, para ganarse la vida, y otra para hacerse la foto.
Ussía se mofa el ‘improbo esfuerzo’ de la ministra de Trabajo y el botín obtenido tras unos pocos minutos intentando manejar el utensilio para sacar algunos moluscos de debajo de la arena y de las rocas:
Al fin, rascando bajo la arena con el utensilio marisquero, Yolanda Díaz consiguió extraer de la orilla cuatro berberechos. ¡Qué gozo! ¡Qué alegría sindical! ¡Qué manera de ser parte de la gente! ¡Qué reportaje fotográfico! ¿Qué mujer, qué gallega, que vicepresidente del Gobierno de España!
Por supuesto, nada más terminar posado para los medios de comunicación allí presentes, Yolanda se quitó de encima el aroma a marisco y se fue a acomodar al coche oficial:
Conseguido el preciado botín bivalvo, se lo entregó a las mariscadoras generosamente, se quitó las botas, se acomodó en su Audi vicepresidencial, fue felicitado por su servicio de seguridad, y abandonó la zona marisquera con la satisfacción del deber cumplido. Su descomunal esfuerzo resumido durante diez minutos en una demostración de su amor por Galicia y el colectivo berbecheril.
Asegura el columnista que a Yolanda Díaz, vistos sus méritos como ‘mariscadora’, también deberían de hacerle una serie de televisión como se la han hecho a Pedro Sánchez:
Esta mujer no tiene precio. Merece una serie de televisión.