Y aún negará tratos de favor al entorno de ETA.
El Gobierno de Pedro Sánchez acercará a otros 11 presos etarras a las cárceles del País Vasco.
Mientras tanto, el lehendakari Íñigo Urkullu concede el tercer grado a otros cinco presos terroristas.
Desde que las competencias de prisiones fueron transferidas del Estado al Gobierno autonómico, hace poco más de un año, se han autorizado un total de 30 regímenes de semilibertad.
Entre estos 11 presos que pasan ahora a manos del Gobierno vasco encontramos, por ejemplo, a Martín Sarasola Oyarzabal, condenado por el atentado con coche bomba en la T-4 del Aeropuerto de Madrid-Barajas en el que fallecieron dos ciudadanos ecuatorianos; Julen Atxurra Egurola, que participó en el secuestro de José Antonio Ortega Lara y asesinó a un policía; Beñat Aguinagalde Ugartemendía, condenado por los asesinatos de Isaías Carrasco e Ignacio Uría; o Andoni Otegui Eraso, Iosu, autor material del atentado con coche bomba en la casa-cuartel de Santa Pola que acabó con la vida de un hombre y una niña de 6 años.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska prometió en 2018 que no acercaría a los etarras al País Vasco, pero el Gobierno de Sánchez tiene que pagar sus pactos con EH Bildu y permite así que se les conceda el tercer grado o la semilibertad a terroristas que suman cientos de asesinatos y acumulan miles de años de condena y que no muestran arrepentimiento alguno.
