"UN PSICÓPATA"

Carlos Dávila pulveriza a Pedro Sánchez con lo que dicen de él los psiquiatras

"Tenemos un cobarde como presidente que en su egolatría herida se refugia bajo el manto o el paraguas del Rey para decolorar el rechazo que produce mayoritariamente en la población"

Pedro Sánchez.
Pedro Sánchez.

Un despellejamiento en toda regla.

Carlos Dávila, desde su tribuna en OkDiario, deja bien a las claras que le sentó como un tiro, al igual que a millones de españoles, el desplante que Pedro Sánchez le hizo al rey Felipe VI en el desfile del Día de la Hispanidad.

Asegura el periodista que esa situación, la de tener al monarca esperando, era algo impensable años atrás:

El miércoles, acabada en la práctica la Recepción Real en el Palacio de Oriente, el cronista se topó con un ex jefe de la Casa del Rey con el que comentamos el bochorno que habíamos sufrido todos, o casi todos, los españoles, constatando el enésimo desdén que el aún presidente del Gobierno, Pedro Sánchez Castejón, había perpetrado contra el jefe del Estado español, Su Majestad el Rey Felipe VI. El ex jefe, circunspecto y mordiéndose la lengua se expresó así: «Saltarse el protocolo en un acto tan crucial como este es inadmisible». Seguro pensó el cronista que, desde luego, se quedó con las ganas de preguntarle: «En vuestros tiempos, ¿podría haber sucedido una cosa así?» En realidad la pregunta era absolutamente innecesaria: claro que no.

Apunta que el hecho de la espera fue grave, pero casi una anécdota comparado con lo que se dijo después del propio Sánchez:

El dictamen que todos los espectadores que presenciaron en televisión (por cierto, una retransmisión penosa) los inicios del desfile, es que no fue nada importante, casi una anécdota menor, el hecho insufrible de que Felipe VI tuviera que esperar, refugiado en su automóvil, a que el psicópata (la calificación no es mía, es de los psiquiatras) tuviera a bien bajarse de su coche para aminorar la magnitud de la salva de pitos y abucheos con que le iba a recibir el público en general, este año mermado porque el Ministerio de Defensa recortó el número de tribunas y, por tanto, de sillas para la asistencia.

Destaca que el presidente del Gobierno ha demostrado ser, a partes iguales, cobarde y ególatra:

Con ser grave ese episodio, lo es mucho más la constancia que fue la comidilla de todos los corrillos instalados durante la recepción: tenemos un cobarde como presidente que en su egolatría herida se refugia bajo el manto o el paraguas del Rey para decolorar el rechazo que produce mayoritariamente en la población. Y, desde su altanería, se permite amenazar a quienes le critican. Ya con nombres y apellidos. Torvamente. Y no es que se le caliente la boca, no. Es que piensa actuar contra los desafectos. Es un peligro democrático.

Dávila añade que el inquilino de La Moncloa no duda en servirse de los demás y en parapetarse tras ellos:

Este es el caso de un cobarde, enfermo de egocentrismo, que utiliza a los demás, desde un pobre e inútil diputado de Teruel hasta el propio jefe del Estado, para disminuir la hartura que ya suscita en toda España. Los expertos/as en interpretación facial se están haciendo de oro en estas horas dibujando los rictus de desagrado del Rey por el inconcebible comportamiento del todavía presidente. Pero a este respecto un añadido nada al margen: ¿saben lo que se vertía sobre el particular el miércoles en los mencionados corrillos? Pues nada más y nada menos que lo siguiente: va siendo hora de que la Casa del Rey haga patente al jefe del Gobierno su profundo malestar por los continuos desaires con que obsequia a Su Majestad

Remacha asegurando que Sánchez ha llenado de porquería un día tan especial como el 12 de octubre.

Este es el sujeto que ha llenado de insidia basurera la celebración del día de la Fiesta Nacional, de una nación realmente en la que no cree. Sus socios son en esencia una cuadra de delincuentes (Bildu y los golpistas de la secesión catalana lo son) que quieren volar todos los símbolos que este miércoles hemos querido honrar todos los españoles menos el que por ahora es su presidente. Un cobarde que para disimular la aversión que ya la gran España siente por su persona, no duda en refugiarse cobardemente bajo el generoso paraguas de nuestro Rey, al que amenaza tanto como a los medios de información que no controla. Estamos ante un autócrata.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

Lo más leído