Es la hora de la verdad, la salida de Paolo Vasile de Mediaset España provocará un cambio de ciclo en la cadena de Fuencarral controlada ya por los italianos gracias al golpe de mano accionarial de los Berlusconi y que de momento mantienen a Borja Prado como nuevo jefe.
Vasile se marcha de su ‘casa’ dejando un modelo de televisión absolutamente abrasado y mirando de lejos a su principal competidor, Atresmedia Televisión, que ha cogido un sólido liderato no solo de audiencias sino también en prestigio y en cariño de unos espectadores que huyen del amarillismo, marca de la casa de Telecinco.
El ya ex CEO de Mediaset España es un hombre de pocas palabras y menos entrevistas, aunque en esta ocasión, como despedida y cierre, ha concedido unas líneas a la revista Squire.
Una entrevista en la que no hay un ápice de autocrítica y que aprovecha para llamar así, con todas las letras, “sicarios” a los periodistas cuando se le pregunta por si su marcha “es el fin de una era”:
“Hubo un sicario, porque los periodistas a veces sois sicarios, que dijo que me habían echado. En realidad, hice presente a mi empresa hace un año que me iba. Hay una enorme satisfacción tanto a nivel personal como empresarial de cómo lo he hecho. Esto contesta parte de su pregunta. Mediaset no tiene que ser salvada: tiene que ser conservada como es. Una empresa que gana 170-200 millones al año…”.
Sicarios a los periodistas, por cierto la empresa que él dirigía está ‘plagado’ de ellos, y otras revelaciones de un Vasile en despedida que se siente orgulloso de haber ganado 3.700 millones de euros con su modelo televisivo:
“El punto de inflexión estuvo en la introducción del reality. Fue una decisión entre valiente e inconsciente. Hasta entonces habíamos reproducido la realidad. Luego hicimos un experimento sociológico”.
Y termina Paolo Vasile volviendo a defender su aportación a Mediaset España a lo largo de estos años desde que Silvio Berlusconi, al que dice literalmente “amar” le pusiese al frente de lo que entonces era Telecinco:
“Yo no tengo ningún derecho a convencer a nadie de nada. Voy a defender lo mío sin violar la autonomía de los otros. Para mí la televisión no es algo pedagógico. La televisión privada, a la que se llama ‘comercial’ con intención despectiva, venía hasta los 80 controlada por el Gobierno. Esto tiene una parte positiva, que disminuye el analfabetismo, por ejemplo. La parte negativa es el poder. Lo que hace que el mundo no sea perfecto es la hipocresía de pensar que existe la verdad, de confundir la verdad con la opinión y la responsabilidad con el poder. El poder es el hermano mayor del abuso, mientras que la responsabilidad te obliga a un control de tus acciones”.