Hay días que estoy cansado; cansado de intentar hacer fácil y comprensible, al alcance de todo el mundo, aquello que por su naturaleza no lo es; como por ejemplo explicar lo que habita en la mente de un tonto que le impele, entre imbecilidad y estupidez, a defecar tonterías a granel, al haber confundido el músculo bucinador, con el músculo esfínter.
Cansado de intentar hacer pensar a aquellos que no quieren hacerlo, bien por vaguería, por falta de tiempo… o de capacidad neuronal. Así que hoy, que más que cansado estoy harto, simplemente voy a escribir lo que el cuerpo me pide y que cada cual, si le apetece y en la medida de sus posibilidades, saque sus propias conclusiones:
Platón en “La caverna” nos advirtió sobre la violenta suerte que suelen correr aquellos visionarios que se atreven públicamente a intentar iluminar a sus semejantes. Esta referencia fue el póstumo homenaje que el filósofo griego rindió a su maestro Sócrates, condenado a muerte por la clase política de su tiempo.
En este orden de cosas, Mahatma Gandhi dijo: “Primero te ignoran, después se ríen de ti, luego te atacan, entonces ganas”. Al poco tiempo fue asesinado.
Por su parte, Martin Luther King, retrató lo que con el tiempo se ha venido a denominar como el ´buenismo´ de las masas: “Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda”. Al poco tiempo fue asesinado.
A buen entendedor con pocas palabras basta.
Al hilo de lo expuesto, quiero concluir con una frase de mi maestro Jesucristo y que cada cual saque sus conclusiones:
«No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen y se vuelvan y os despedacen.» (Mateo 7:6).