Lo de este ganado es para echarle de comer aparte.
Pero no sólo por las memeces que legislan, sus contradicciones, la doble vara de medir o los indeseables con los que se juntan.
También y sobre todo, por lo que mienten.
Se acerca una señora a Irene Montero, que andaba por Valencia haciendo campaña en favor de los zarrapastrosos locales, y tras comentar que su marido trabaja desde los 14 años y nunca han podido comprarse un chalet, pregunta a la Ministra de Igualdad cómo se las ha arreglado para adquirir una mansión con piscina y casita de invitados en Galapagar.
Y va la consorte del Coletas y en lugar de contestar educadamente, se aproxima a una cuarta del rostro de la mujer e histérica como una hidra le grita que su padre falleció de cáncer con 60 años y le dejó una herencia, añadiendo que además tiene una pareja que gana un pastón.
Sobre esto último o su sustancioso sueldo por servicios a la comunidad como el bodrio ‘sueltavioladores’ del ‘Si es Si’, nada que objetar.
Lo de la herencia es una trola. Entre otras razones porque el padre de la interfecta estaba vivo cuando ella y el fundador de Podemos saltaron del piso VPP de Vallecas al casoplón serrano.
En cualquier caso, y más allá de las patrañas, tiene coña que esta roja caviar, la que se fue en Falcón oficial y a cuenta del contribuyente de juerga a Nueva York con la ‘Banda de la Tarta’, y aplaude como una foca esa inicua Ley de la Vivienda que da más derechos a los okupas que a los legítimos propietarios, presuma de que se compró el palacete ‘con ayuda de papá’.
Y con los billetes del colega con el supuestamente comparte cama.
Y porque le da ‘la gana’, lo que me parece a mi una oda a la propiedad privada, que no casa con las mendaces proclamas comunistas de estos progres de pacotilla.
En Periodista Digital siempre hemos sostenido que los jerarcas sindicalistas, los comegambas de UGT y CCOO, hace tiempo que saltaron de las barricadas a la mariscadas.
Ahora, con jolgorio, constatamos que sus compinches del PSOE, Podemos y otras yerbas, también… y encima con odas a la herencia, apología del heteropatriarcado y chalet de lujo.
¡Fariseos!
Irene Montero compró su chalé sin tocar dos pisos, fincas y 75.000 euros de herencia
Como revela Francisco Mercado en Esdiario, es cierto que ella y su esposo en mayo de 2018 eran diputados y dirigentes de Podemos.
Eso les daba una inusual suma de ingresos (temporal) en una pareja joven.
Pero Montero ha omitido un dato esencial: la herencia de su padre incluía el 50% de dos pisos (Madrid y Ávila), más “fincas urbanas”, una finca rústica y un almacén en Ávila.
Y, al menos, 75.000 euros de fondos provenientes de la herencia que tenía intactos en cuentas a fines de 2019, más 54.000 ahorrados.
La cónyuge del Coletas no ha explicado explicado qué parte de la herencia paterna usó en la compra del chalé, cuando su propia foto muestra un amplio inventario económico intacto.
Y año y medio después de la compra del casoplón en Galapagar, su situación era idéntica.
No los había vendido. Seguía siendo copropietaria con su madre.
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