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EL REPASO

Alfonso Rojo: “¡Un cordón policial desproporcionado para tapar a Begoña y Sánchez que han robado!”

El tropel de periodistas-masajistas aceptó mansamente ser encerrado otra vez en un corralito a 50 metros del inmueble y bajo un sol canicular

Alfonso Rojo Actualizado: 20 Jul 2024 - 23:51 CET
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Lo más encomiable, el animo del puñado de ciudadanos con banderas españolas y carteles de la pareja ‘presidencial’, que coreaba inasequible al desaliento eso de «Begoña, ya basta, ¿qué has hecho con la pasta?» y “¡Un cordón policial desproporcionado, para tapar a Begoña y Sánchez que han robado!”.

Lo más bochornoso, el impresionante despliegue de antidisturbios, la ocupación física de los Juzgados de Plaza de Castilla, trufada de agentes de policía, y los privilegios de que ha gozado la paisana.

Otra vez, como hace dos semanas, la esposa de Sánchez ha llegado en coche oficial con los cristales tintados y ha entrado por el garaje.

A diferencia del otro día, ha acudido de luto riguroso y de negro de pies a cabeza.

Y como se suponía, se ha negado a declarar.

Sabíamos que no iba a abrir la boca, para no meter la pata.

Y sabíamos también, porque hasta lo anunció la decana presionada por Presidencia y por las ovinas asociaciones de Prensa, que iban a incrementar dramáticamente la seguridad y la vigilancia, para impedir que la fotografiáramos camino del banquillo o sentada en el.

Y a pesar de eso y a diferencia del tropel de periodistas-masajistas, que aceptó mansamente ser encerrado otra vez en un corralito a 50 metros del inmueble y bajo un sol canicular, colamos a dos reporteros en lo Juzgados.

Mientras Bertrand Ndongo entrevistaba gente por la zona y Eurico Campano transmitía en directo desde la calle, Josué Cárdenas y Paul Monzón se infiltraban hasta la sexta planta, donde tiene su sala el juez Peinado.

Allí lo tuvieron complicado, porque había tanto ‘secreta’, tanto CNI y tanto ‘securata’, que sólo veían espaldas, traseros y barreras, pero intentar lo hemos intentado.

Más fortuna tuvieron los chicos de mi amigo Eduardo Inda, que la pillaron a través del hueco de la escalera, como se ve en estás imágenes y para vergüenza de la comisaria de La Moncloa, que se jactaba por las escaleras de que no habiamos grabado a su jefa, cuando lo hicimos.

Fuera, al socaire del ‘dispositivo de seguridad, los de la UIP no dejaban a la gente ni respirar.

Les tengo que confesar que a mi ni me pidieron la documentación, pero fui testigo y de cerca de la momentánea detención e ‘identificación’ de un par de señores de avanzada edad y de alguna chica, cuyo ‘delito’ fue gritar muy alto o cruzar varias veces por la ‘zona’.

La ‘zona’, para que no haya confusiones, es la acera que hay frente a la puerta de los Juzgados.

Como dice el viejo refrán agropecuario, mucho arroz para tampoco pollo, porque Begoña volverá a peregrinar al 41 y dentro de nada, tal como van las cosas y con los chanchullos que aflorar, ya no será como ‘investigada‘ sino como acusada.

Y entonces tendrá que declarar.

 

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