Caos en Paiporta: Gritos de ‘asesinos’, ‘fuera’, ‘ayuda’, ‘Mazón dimisión’ o ‘Pedro Sánchez dimisión’.

El momento en que la multitud ataca con barro a la comitiva del REY y el traidor SÁNCHEZ, tras recibir un palazo, huye corriendo

La Reina Letizia, derrumbada, llorando y con salpicaduras de barro en el rostro, ha intentado hablar con quienes protestaban

¡Brutal!

Y lo más vergonzoso, no ha sido la explosión de ira de los vecinos, sino la fuga a toda carrera del socialista Sánchez.

Se habían tomado, por órdenes de La Moncloa, todas las medidas de seguridad imaginables en esas circunstancias, pero de nada ha servido.

La gente ha estallado y ha cargado con gritos y lanzando barro contra la comitiva de los Reyes, en la que se había adosado Pedro Sánchez, y donde también estaba el presidente valenciano autonómico valenciano, Carlos Mazón.

La indignación de los vecinos se ha desbordado.

Sobre las 12:00 de este 3 de noviembre de 2024 han comenzado a increparles.

Les han lanzado barro y en una escena de gran tensión, en la que lo que atronaba el ambiente eran los gritos de ‘¡Sánchez y Mazón, dimisión!‘ o ‘¡asesinos!’.

La comitiva se ha roto y en la cabeza han quedado el Monarca y el ‘president’ de la Generalitat valenciana, separados del resto.

El marido de Begoña, fiel a su estilo, ha salido corriendo y evacuado por una legión de guardaespaldas y ha desparecido de la escena, en cuanto han empezado los disturbios.

El Rey Felipe, desoyendo los nerviosos consejos de su servicio de seguridad, ha aguantado el tirón.

Insistió en continuar su visita y mezclándose con la multitud, trató de calmar a los vecinos.

A Mazón se le ha podido ver a su lado con el chaleco lleno de barro.

La Reina Letizia, derrumbada, llorando y con salpicaduras de lodo en el rostro, ha intentado hablar con quienes protestaban.

A Sánchez,desaparecido‘ desde el primer momento, no se le ha vuelto a ver ni el pelo.

Testigos de los incidentes nos aseguran que el amo del PSOE, además de los abucheos y el barro, recibió un palazo en la espalda.

POLICÍA A CABALLO

Una avalancha ha pedido a gritos la dimisión de Sánchez y Mazón, mientras la policía a caballo ha cargado para crear un cordón de seguridad entre las autoridades y la masa de vecinos.

Mientras Sánchez se esfumada, el propio Rey -con Mazón a su lado- se ha acercado a quienes protestaban para intentar calmar los ánimos, algo que ha hecho también la Reina Letizia. ÇEl Rey ha estado en todo momento intentando calmar a la multitud, que dirigía sus iras hacia Sánchez y Mazón.

Tras unos minutos dramáticos, el equipo de seguridad del Monarca le ha introducido en un vehículo y se ha dado por concluida la visita.

Pese a ello, el Rey ha vuelto a bajar de ese todoterreno y siguió presente en el lugar, intentando hablar con los vecinos.

LA COBARDÍA DEL EQUIPO PRESIDENCIAL

El colmo de la caradura es la reacción, a escondidas, del entorno de Sanchez y sus gurús.

Tras los incidentes, con cara compungida, insistían en que la visita fue «un empeño del Rey«, lo que probablemente es cierto.

Lo acongojante es que apostillan que no tenía que haberse producido: «Ha sido error gigantesco”.

La visita del Rey, Sánchez y Mazón a una de las zonas cero de la tragedia en Valencia ha terminado de manera abrupta.

LA EXPLOSIÓN DE IRA

La explosión de ira popular revela el profundo malestar y la sensación de abandono de los afectados por la tragedia de la DANA.

Decenas de personas, entre ellas muchos jóvenes, expresaron su descontento con gritos de desesperación y rechazo, lanzando barro y objetos hacia los representantes oficiales.

Los cánticos de “¡estamos muertos ya!” y “¡no tenemos nada!” reflejan la frustración de una comunidad que se siente olvidada en su sufrimiento y que ve la visita como un gesto vacío, una formalidad distante de sus necesidades.

El recibimiento al presidente del Gobierno Frankenstein ha sido especialmente hostil, con lo de “Hijo de puta”, “el presidente del Gobierno es un perro” ha ido d elo más suave.

Estas y otras expresiones de desaprobación todavía más duras, denotan una decepción profunda con la gestión de la crisis.

Las restricciones impuestas a los voluntarios, supuestamente por alerta de lluvias, fueron interpretadas por muchos como una maniobra para evitar el abucheo a Sanchez y maquillar la situación.

La llegada de efectivos policiales a caballo para contener a los vecinos indignados añade una imagen simbólica al escenario: la distancia entre la realidad de los afectados y la respuesta institucional.

Los vecinos no piden solamente apoyo logístico, sino empatía y cercanía; reclaman que se les escuche y que las autoridades asuman el compromiso de no abandonarlos a su suerte una vez que se apague el eco mediático de la tragedia.

La despedida de los Reyes dos horas después de su llegada, acompañada de un grito militar de “¡viva el rey, viva España!”, podría interpretarse como el colofón de una visita que no logró calmar las aguas ni reducir la brecha entre el poder y el pueblo afectado.

Este episodio deja claro el abismo que a menudo existe entre la ciudadanía y sus representantes.

Y evidencia la necesidad de un cambio en la forma de gestionar la respuesta a las catástrofes, priorizando la comunicación sincera y el apoyo real en lugar de las visitas protocolarias.

La frustración de Paiporta, en suma, es una llamada de atención para los responsables públicos, que deben reevaluar sus prioridades si desean recuperar la confianza de aquellos a quienes representan.

El comunicado de la Casa Real

Antes de la visita, la Casa Real ya envió un comunicado a los afectados, en el que mostraron su «agradecimiento a todos los Jefes del Estado, autoridades y líderes internacionales por sus mensajes de condolencia, consuelo, apoyo y solidaridad con los españoles por las devastadoras consecuencias de la DANA”.

“Sus palabras de afectos y hermandad nos hacen sentir acompañados en esta terrible tragedia que asola nuestro país”.

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