La Casa Blanca autoriza el uso de misiles de largo alcance estadounidenses contra territorio ruso

Biden sube la apuesta en una guerra, la de Ucrania contra Rusia, que heredará Trump el próximo 20 de enero de 2025

El giro estratégico de Washington podría redefinir el conflicto a pocas semanas del relevo presidencial y provocará un feroz reacción del Kremlin

Biden, Putin y Trump
Biden, Putin y Trump. PD

En un movimiento que ha sacudido los cimientos de la diplomacia internacional, la administración Biden ha dado luz verde a Ucrania para utilizar misiles de largo alcance estadounidenses para atacar en profundidad el territorio ruso.

Esta decisión, revelada por fuentes cercanas al gobierno y reportada por medios de prestigio como The New York Times y The Washington Post, marca un punto de inflexión en la política exterior de Estados Unidos y agitar las ya turbulentas aguas del conflicto ucraniano.

El timing de este anuncio no podría ser más delicado.

Con Donald Trump preparándose para regresar a la Casa Blanca el 20 de enero de 2025, tras su victoria sobre Kamala Harris en las recientes elecciones, la jugada de Biden parece diseñada para dejar una huella indeleble en la política exterior estadounidense.

Es como si el actual presidente estuviera dejando un «regalo» envuelto en papel de lija para su sucesor, con una nota que dice: «Buena suerte desenredando esto, Donald».

Hasta ahora, la Casa Blanca había mantenido una postura cautelosa, oponiéndose a que los ataques ucranianos se adentraran en territorio ruso por temor a una escalada del conflicto.

Sin embargo, esta nueva autorización permite a Kiev utilizar los sistemas de misiles ATACMS, con un alcance de cerca de 300 kilómetros, para golpear objetivos dentro de Rusia.

Es como si Biden hubiera decidido pasar de jugar al ajedrez a jugar al Risk en sus últimos meses en el cargo.

Según los expertos, esta decisión podría tener varios objetivos:

  1. Fortalecer la posición negociadora de Ucrania
  2. Presionar a Rusia para que reconsidere su estrategia
  3. Demostrar el compromiso inquebrantable de EE.UU. con la causa ucraniana

Sin embargo, como todo en la vida (y especialmente en la guerra), esta jugada no está exenta de riesgos. Vladimir Putin ya ha calificado los ataques ucranianos en territorio ruso como una «grave provocación».

Y conociendo al líder ruso, es probable que su respuesta no se limite a una queja formal ante la ONU.

El factor Trump

Aquí es donde entra en juego el elefante naranja en la habitación. Trump, quien asumirá la presidencia en enero de 2025, ha expresado su escepticismo sobre el continuo apoyo estadounidense a Ucrania.

De hecho, durante su campaña, prometió «poner fin rápidamente a la guerra», aunque los detalles de cómo planea lograr esta hazaña siguen siendo tan misteriosos como su peinado.

La decisión de Biden coloca a Trump en una posición complicada.

Por un lado, heredará una situación potencialmente más volátil. Por otro, tendrá que decidir si mantiene esta nueva política o da marcha atrás, lo que podría ser interpretado como una señal de debilidad frente a Rusia.

Para Volodymyr Zelensky, presidente de Ucrania, esta autorización es como recibir un nuevo juguete en Navidad.

Kiev planea llevar a cabo su primer ataque de larga distancia en el interior de Rusia en los próximos días.

Zelensky, con su característico estilo enigmático, ha señalado que los misiles «hablarán por sí mismos».

Uno solo puede imaginar la cara de Putin al escuchar esa frase.

La comunidad internacional observa con una mezcla de asombro y preocupación.

La OTAN, que hasta ahora ha mantenido una postura de apoyo a Ucrania sin involucrarse directamente, se encuentra en una posición delicada.

¿Cómo reaccionará si Rusia decide responder atacando instalaciones de la OTAN en países vecinos?

Por su parte, China, que ha mantenido una postura ambigua en el conflicto, probablemente esté observando la situación con interés.

Después de todo, lo que suceda en Ucrania podría sentar un precedente para futuras disputas territoriales en otras partes del mundo.ç

El dilema de Trump

Para Trump, esta situación presenta tanto desafíos como oportunidades. Por un lado, heredará una guerra más intensa y potencialmente más peligrosa. Por otro, podría usar esta escalada como justificación para implementar su propia estrategia, sea cual sea.El ex y futuro presidente se enfrenta a varias opciones:

  1. Mantener la política de Biden y arriesgarse a una mayor escalada
  2. Revertir la decisión y potencialmente debilitar la posición de Ucrania
  3. Buscar una solución diplomática, algo que ha prometido hacer «rápidamente»

Cualquiera que sea su elección, Trump tendrá que navegar por aguas turbulentas desde el primer día de su mandato.

Un legado explosivo

La decisión de Biden de autorizar ataques ucranianos en territorio ruso es, sin duda, un movimiento audaz.

Cambia las reglas del juego en un conflicto que ya ha redefinido el panorama geopolítico global.

Para Trump, representa un desafío formidable y una prueba de fuego para su prometida habilidad para «hacer tratos».

En última instancia, esta decisión subraya la complejidad y los riesgos inherentes a la política exterior en un mundo cada vez más volátil.

Biden puede estar saliendo de la Casa Blanca, pero se asegura de dejar una marca indeleble en la historia.

Y para Trump, bueno, digamos que su promesa de «hacer grande a América de nuevo» acaba de volverse mucho más complicada.

Mientras tanto, el mundo observa con atención, esperando ver cómo se desarrolla el próximo capítulo de este drama geopolítico.

Una cosa es segura: los próximos meses prometen ser cualquier cosa menos aburridos en el escenario internacional.

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