Hoy es 20-N. Una fecha relevante y recurente en la Historia de España.
Un día como hoy, hace casi medio siglo, falleció de viejo Franco en La Paz, uno de los 12 grandes hospitales de la Seguridad Social que hizo construir.
Y otro 20 de noviembre, hace la friolera de 88 años, fusilaron los republicanos a Jose Antonio Primo de Rivera en la cárcel de Alicante y falleció en el Hotel Ritz de Madrid, tras pegarse accidentalmente una tiro en el pecho, el anarquista Buenaventura Durruti.
Pero no es de ese Seguro de Enfermedad, que según el PSOE crearon ellos y eso que existe desde 1942, o de la Guerra del 36, que tanto agitan los progres, de lo que nos toca hablar hoy.
Este 20 de noviembre de 2024 vamos con Aldama, porque anda todo el mundo en ascuas a la espera de lo que suelte mañana en la Audiencia Nacional.
Imagino que a Koldo, Ábalos, Begoña, Marlaska, Armengol y al propio Sánchez no les cabe a esta hora un cacahuete a martillazos, encogidos como estarán ante la mera posibilidad de que al ‘perejil de todas las salsas corruptas del PSOE’ se le ocurra ponerse a ‘cantar’.
Tirando de la jerga quinqui, especulan todos los periódicos con las probabilidades que el paisano ‘tire de la manta’.
No hay que descartarlo, porque lleva Aldama 40 días en la trena y aunque comparte celda con su amigo y compinche Claudio Rivas, la cárcel no es plato de gusto para casi nadie.
Y menos para alguien acostumbrado al confort, los lingotes de oro, los banquetes en La Chalana y los millones.
Singularmente en esta época del año, en que oscurece a las seis de la tarde, aprieta el frio y se vuelve uno más vulnerable a la depresión.
No creo que en la decisión de acudir voluntariamente a declarar ante juez, en contra de lo que publica algún despistado, pese en Aldama el temor por su seguridad física.
Está en celda 114, en el confortable módulo 4 de la prisión de Soto del Real, el mismo donde pasaron un tiempo Jordi Pujol Ferrusola, Luis Bárcenas, Miguel Blesa y hasta el ex presidente del Barça, Sandro Rosell.
Puede llamar por teléfono todos los días, recibe visitas vis a vis y se harta de hablar con su abogado. Y encima, como tiene pasta, se da el lujo de invitar a tabaco y café a todos los delincuentes del entorno.
Por el lado del miedo no va la cosa.
Quiere declarar ante el fiscal y el juez Moreno, buscando un apaño que le permita salir de prisión.
Es significativo que el movimiento de Aldama se produce justo después de que el Tribunal Supremo acordara abrir causa contra Ábalos, y apenas trascender un mensaje de Whatsapp, en el que el gran conseguidor avisaba al exministro socialista de que si seguía hablando de él por las televisiones, se pondría a largar.
Mano de santo, porque Abalos se dio ipso facto de baja en el programa de Risto y no ha vuelto a abrir la boca desde entonces.
Aldama es el hombre que estaba en todos lados, desde la habitación del hotel de San Petersburgo, donde se reunieron a hurtadillas Begoña e Hidalgo el de Air Europa, a la pista del Aeropuerto Barajas, donde la chavista Delcy cedió a Abalos y colegas las 40 maletas del crimen, pasando por los apaños ministeriales previos a cada latrocinio con mascarillas.
Si declara a fondo y en serio, se caen las columnas del templo sanchista y el Nº-1 va a la trena.
Pero no creo que lo haga. Algo soltará para asustar al PSOE, pero poco más. De momento.
Y por un simple cálculo: cuando tiras de la manta, para cubrirte la cabeza, lo más probable es que te destapes los pies.
Y fuera del ala amnistiadora y controladora de fiscales del marido de Begoña, hace mucho frío.
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