Conspirafobia: Entre el mito y la realidad

Sociedades secretas: ¿Siguen manejando el mundo?

Un viaje por las sombras del poder y la conspiración

En un mundo cada vez más transparente y conectado, las sociedades secretas continúan ejerciendo una fascinación única en el imaginario colectivo.

Estas organizaciones, que han existido desde tiempos inmemoriales, siguen siendo objeto de especulación y controversia en pleno siglo XXI.

Pero, ¿qué hay de cierto en los mitos que las rodean?

¿Siguen teniendo relevancia en la actualidad?

Las sociedades secretas han sido un tema recurrente en la literatura y el cine, alimentando teorías conspirativas y leyendas urbanas, sobre el que debaten descarnadamente en CONSPIRAFOBIA, conducidos por Josúe Cárdenas, los expertos Rafael Palacios, José Manjón y Colin Rivas.

Desde los Iluminati hasta la Masonería, pasando por el Ku Klux Klan o los Skull and Bones, estas organizaciones han sido acusadas de controlar gobiernos, manipular la economía mundial y ocultar conocimientos ancestrales.

Sin embargo, la realidad suele ser menos espectacular que la ficción.

Según el escritor Servando Rocha, experto en contracultura y sociedades secretas, «en un mundo de fake news, uniformización de las ideas y medios masivos, la gente añora la camaradería, la complicidad clandestina, lo íntimo».

Esta necesidad de pertenencia y exclusividad podría explicar la persistencia de estas organizaciones en la era de la información.

La Masonería, quizás la sociedad secreta más conocida, ha sido objeto de numerosos estudios y controversias.

A pesar de su secretismo, muchos de sus miembros son figuras públicas y la organización realiza obras benéficas.

No obstante, su influencia en la política y los negocios sigue siendo motivo de debate.

Un caso curioso es el de los Iluminati, una sociedad fundada en 1776 en Baviera con el objetivo de promover el racionalismo y oponerse a la superstición.

A pesar de su corta existencia (fue prohibida en 1785), los Iluminati han sido objeto de innumerables teorías conspirativas que los sitúan como los verdaderos gobernantes del mundo.

Pero no todas las sociedades secretas tienen fines nobles o inofensivos.

El Ángel Exterminador, una organización del siglo XIX en España, tenía como objetivo «destruir las ideas del liberalismo y derrocar a Fernando VII, a quien veían como demasiado progresista e influido por las ideas francesas».

Sus métodos incluían la intriga y el asesinato, aunque algunos historiadores dudan de su existencia real.

En la actualidad, las sociedades secretas han tenido que adaptarse a un mundo hiperconectado.

Algunas han optado por una mayor transparencia, mientras que otras han reforzado su secretismo.

El Club Bilderberg, por ejemplo, publica la lista de asistentes a sus reuniones anuales, aunque el contenido de estas sigue siendo confidencial.

A continuación, una lista de algunas de las sociedades secretas más conocidas y sus supuestos objetivos:

  • Masonería: Fraternidad dedicada al crecimiento personal y espiritual de sus miembros.
  • Iluminati: Supuesta organización que busca establecer un Nuevo Orden Mundial.
  • Skull and Bones: Sociedad estudiantil de Yale, acusada de formar a las élites estadounidenses.
  • Opus Dei: Organización católica que busca santificar el trabajo cotidiano.
  • Bohemian Club: Club exclusivo de hombres influyentes que se reúnen anualmente en California.

Es importante señalar que muchas de las teorías sobre estas organizaciones carecen de fundamento científico.

Como señala el historiador Vicente de la Fuente«la sociedad del Ángel Exterminador es una pura patraña inventada por la francmasonería». Este escepticismo es compartido por muchos académicos contemporáneos.

Sin embargo, no se puede negar que algunas sociedades secretas han tenido un impacto real en la historia.

Los Carbonarios en Italia, por ejemplo, jugaron un papel crucial en el proceso de unificación del país en el siglo XIX. En España, sociedades como los Comuneros y los Anilleros influyeron en la política del siglo XIX.

El atractivo de las sociedades secretas radica, en parte, en su capacidad para generar misterio y exclusividad.

Como señala Servando Rocha«con la máscara ya no son hombres, son monstruos, y pueden cometer atrocidades».

Esta idea de transformación y poder oculto sigue siendo fascinante para muchos.

En conclusión, las sociedades secretas siguen siendo un tema de interés y debate en el siglo XXI.

Aunque muchas de las teorías que las rodean son exageradas o directamente falsas, su influencia en la historia y la cultura es innegable.

En un mundo cada vez más transparente, estas organizaciones nos recuerdan que siempre habrá espacios de misterio y secreto en la sociedad humana.

Como dijo una vez el escritor Robert Anton Wilson«La conspiración definitiva es creer que no hay conspiraciones».

Quizás la verdadera lección de las sociedades secretas sea que el poder y la influencia a menudo operan en las sombras, lejos del escrutinio público.

En un mundo de información abundante, el verdadero secreto puede ser simplemente saber dónde mirar.

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