En un giro dramático de los acontecimientos, grupos rebeldes sirios han irrumpido en la ciudad de Alepo por primera vez en ocho años, desatando una nueva ola de violencia en la ya prolongada guerra civil del país.
Esta ofensiva sorpresa, iniciada el pasado 27 de noviembre de 2024, ha permitido a los insurgentes avanzar rápidamente y tomar el control de amplias zonas de la segunda ciudad más grande de Siria, en lo que supone el mayor desafío al régimen de Bashar al-Asad en años.
Sobre el papel y de momento, es un serio revés para Rusia e Irán, aliados clave del régimen de Asad y un punto para Israel, que ve debilitarse a un enemigo más en el frente norte.
Según informes del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), una organización con sede en el Reino Unido que monitorea el conflicto, los rebeldes han logrado controlar «más de la mitad de Alepo… sin resistencia» por parte de las fuerzas gubernamentales.
Esta afirmación, aunque difícil de verificar de forma independiente, sugiere un colapso significativo de las defensas del régimen en una ciudad que se consideraba firmemente bajo su control desde 2016.
Una ofensiva relámpago
La rapidez con la que se ha desarrollado esta ofensiva ha cogido por sorpresa tanto a observadores internacionales como al propio gobierno sirio. En apenas tres días, los grupos rebeldes, liderados por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), una organización considerada terrorista por varios países, han conseguido:
- Capturar más de 50 pueblos y aldeas en las provincias de Alepo e Idlib
- Avanzar hacia el centro de Alepo, llegando a los suburbios occidentales
- Tomar control de importantes infraestructuras, incluyendo el Centro de Investigación Científica Militar en las afueras de la ciudad
Esta velocidad de avance sugiere una planificación cuidadosa y posiblemente el apoyo de actores externos, aunque por el momento no hay evidencias concluyentes sobre este último punto.
Reacción del gobierno sirio
El régimen de Asad ha respondido a esta amenaza con una mezcla de contraataques militares y retórica desafiante.
El ejército sirio ha anunciado que está «reforzando todas las posiciones a lo largo de varios frentes» para contrarrestar la incursión rebelde.
Además, las autoridades han cerrado el aeropuerto de Alepo y todas las carreteras que conducen a la ciudad, en un intento de aislar a los insurgentes.
La agencia estatal de noticias SANA ha reportado ataques de artillería rebelde contra zonas civiles, incluyendo una residencia de estudiantes en la Universidad de Alepo, que habría resultado en la muerte de al menos cuatro personas, entre ellas dos estudiantes.
Estos informes, sin embargo, han sido cuestionados por portavoces rebeldes, que los califican de «fabricaciones infundadas».
Implicaciones regionales e internacionales
Esta nueva escalada del conflicto sirio tiene ramificaciones que van más allá de las fronteras del país:
- Turquía: Como principal apoyo de algunos grupos rebeldes, su papel en esta ofensiva está siendo escrutado.
- Rusia e Irán: Aliados clave del régimen de Asad, se espera que intensifiquen su apoyo militar y diplomático.
- Estados Unidos: Su posición es incierta, dado su reciente desenganche de la región.
- Israel: Observa con preocupación cualquier cambio en el equilibrio de poder cerca de sus fronteras.
El Kremlin ha calificado la situación en Alepo como «una violación de la soberanía de Siria», expresando su apoyo para que «el gobierno sirio restablezca rápidamente el orden en la región y restaure la gobernanza constitucional».Por su parte, Irán ha acusado a Estados Unidos e Israel de «revitalizar» a los rebeldes, en lo que considera un intento de desestabilizar la región tras los recientes acontecimientos en Gaza y Líbano.
Un conflicto que se creía congelado
La guerra civil siria, que estalló en 2011 durante la Primavera Árabe, había entrado en una fase de relativa calma desde 2020, cuando un acuerdo de alto el fuego negociado por Turquía y Rusia congeló en gran medida las líneas del frente. Sin embargo, esta nueva ofensiva demuestra que las tensiones subyacentes nunca se resolvieron completamente.Colin Clarke, investigador senior del Centro Soufan, comenta: «Esta violencia refleja las profundas divisiones que persisten en Siria. Los rebeldes están principalmente enfocados en controlar Idlib y Alepo… Creo que están ocupados gestionando el territorio que ya tienen y es poco probable que avancen mucho más en este momento».
Consecuencias humanitarias
El resurgimiento de los combates ha tenido un impacto inmediato en la población civil. La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios ha informado que «más de 14.000 personas – casi la mitad de ellas niños – han sido desplazadas» debido a la violencia en curso.Sarmad, un residente de Alepo de 51 años, describe la situación: «Puedo oír constantemente el sonido de misiles y bombardeos de artillería». Expresa su temor de que el renovado conflicto pueda forzarlos a abandonar sus hogares una vez más.
Perspectivas de futuro
La evolución de esta crisis dependerá de varios factores:
- La capacidad de los rebeldes para consolidar sus ganancias territoriales
- La respuesta militar del régimen de Assad y sus aliados
- La reacción de la comunidad internacional, especialmente de potencias regionales como Turquía e Irán
Lo que está claro es que esta ofensiva ha reavivado un conflicto que muchos creían en sus etapas finales.
La toma de Alepo, aunque sea parcial, representa un golpe simbólico y estratégico para el gobierno sirio, y podría marcar el inicio de una nueva y peligrosa fase en la guerra civil del país.
Mientras tanto, la población civil de Alepo y sus alrededores se enfrenta una vez más a la incertidumbre y el peligro de vivir en una zona de guerra activa.
La comunidad internacional observa con preocupación, consciente de que cualquier escalada en Siria podría tener repercusiones en toda la región, ya de por sí volátil.
En las próximas semanas, será crucial observar cómo responden las diferentes partes implicadas y si es posible encontrar una solución diplomática que evite un nuevo ciclo de violencia generalizada en Siria.
Por ahora, la ciudad de Alepo, que ya sufrió una devastadora batalla en 2016, vuelve a estar en el centro de un conflicto que parece no tener fin.