El fiscal general del Estado, ese tipo que se encuentra en una situación delicadísima como presunto revelador de secretos pero al que le avala su amistad con Pedro y Begoña, comparecía este 18 de febrero en el Senado, en la Comisión de Justicia.
Y fue ahí donde la oposición pudo echársele a la cara. Primero habló él, Álvaro García Ortiz, desvergonzado, dándose golpes en el pecho:
«Este acto es un ejercicio de transparencia. […] El Ministerio Fiscal ha actuado, actúa y actuará de forma imparcial y sometido exclusivamente al imperio de la ley».
Es difícil ser más jeta. Pero por suerte tuvo la palabra, en la propia cara del fiscal general, el Partido Popular, en voz de la senadora María José Pardo. Disfruten:
«Hace mucho tiempo que usted no debería ser fiscal general del Estado y ha despreciado a esta Cámara por su reticencia a aparecer, pero no nos sorprende mucho porque usted representa hoy una anormalidad democrática».
«Su único objetivo ha sido destruir a una adversaria política, recuerde, para que no nos ganen el relato. ¿En qué artículo del estatuto orgánico del Ministerio Fiscal se establece su función de destrucción de un contrincante político? ¿Cómo casa esto con la imparcialidad y la legalidad de la función que desempeña? Esto es así porque usted no es el fiscal general del Estado, sino el fiscal general de Pedro Sánchez. Si usted tuviese la más mínima dignidad habría dimitido hace mucho tiempo. […]»
A todo esto la senadora dejó entre su discurso comentarios fantásticos y muy necesarios: «¡Qué indecencia! ¡Qué inmoralidad! ¡Qué vergüenza! ¿Es usted el protector del número 1 y por eso no le dejan dimitir?»
La senadora Pardo se refirió, cómo no, al borrado masivo de todo lo que pudo en cuanto se enteró ‘Alvarone’ de que estaba siendo investigado:
«Convendrá conmigo que el borrado intencionado lo que hace es apuntalar su participación en los hechos por los que se le investigan, está usted cada vez más acorralado».