LA BATALLA POR EL CONTROL MEDIÁTICO ESPAÑOL LLEGA A SU CLÍMAX

Oughourlian derrota a Sánchez en la pugna por el Grupo Prisa y la incógnita ahora es la línea de El País y la SER

El presidente del grupo mediático logra un respaldo abrumador en la junta de accionistas y frena las aspiraciones de Moncloa por controlar el conglomerado

Sánchez, Oughourlian y Contreras con la TV
Sánchez, Oughourlian y Contreras. PD

La guerra por el control del Grupo Prisa ha llegado a su punto culminante esta semana con una victoria contundente de Joseph Oughourlian, presidente y principal accionista del conglomerado mediático, frente a las aspiraciones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

La junta de accionistas celebrada hace apenas dos días ha supuesto un auténtico terremoto en el panorama mediático español, con implicaciones que van mucho más allá de una simple pugna empresarial.

Oughourlian ha conseguido un respaldo abrumador a su gestión, con más del 80% de apoyo en todos los puntos sometidos a votación, incluidas cuestiones tan cruciales como la reciente ampliación de capital y la refinanciación de la deuda.

Este resultado supone un duro golpe para el grupo de accionistas afines a Sánchez, que buscaban incrementar su influencia en la empresa propietaria de El País y la Cadena SER, dos de los medios de comunicación más influyentes de España.

La batalla entre bambalinas

Lo que comenzó como una disputa empresarial ha derivado en una auténtica guerra de poder con tintes políticos. Detrás de las cortinas, la pugna entre Oughourlian y Sánchez esconde una lucha por el control de la línea editorial de medios históricamente vinculados a la izquierda española.

El origen del conflicto se remonta a cuando Moncloa encargó a José Miguel Contreras el lanzamiento de una cadena de televisión para apoyar al PSOE. Oughourlian se opuso rotundamente a este proyecto, argumentando que «en 2025 no tiene ningún sentido lanzar una cadena de TDT», considerándola ruinosa y un obstáculo para la refinanciación de la deuda del grupo. Esta negativa desencadenó una serie de movimientos que culminaron con la destitución del presidente de Prisa Media, Carlos Núñez, y del propio Contreras.

El conflicto se intensificó cuando un grupo de accionistas afines al Gobierno, liderados por Global Alconaba, declararon abiertamente la guerra a Oughourlian. «Vamos a intentar tejer alianzas con accionistas para quitarle el control a Oughourlian en Prisa», afirmaban fuentes de este grupo inversor hace apenas unos meses. Este bando incluía a empresarios como Adolfo Utor, propietario de Balearia, con un 5,4% del capital, y Diego Prieto, fundador del Grupo de transporte SSG, con otro 3,1%.

Las consecuencias del pulso

La victoria de Oughourlian ha tenido consecuencias inmediatas. Tras la junta, el presidente de Prisa decidió expulsar a María José Rey Stole y a Isabel Sánchez de las comisiones que fiscalizan a los administradores. Rey Stole, cercana al PSOE a través de su pareja, Luis Arroyo (habitual tertuliano favorable al Gobierno), formaba parte de la Comisión de Auditoría, Riesgos y Cumplimiento, mientras que Sánchez era miembro de esta y de la de Nombramientos, Retribuciones y Gobierno Corporativo.

Lo más sorprendente fue que, a la hora de votar la mayoría de los puntos del orden del día, todos los accionistas díscolos apoyaron la gestión del presidente, que obtuvo un respaldo del 99,5% de los asistentes. Este resultado sorprendió incluso a varios de los presentes, aunque no al propio Oughourlian, quien indicó que «ya sabía el resultado antes de celebrarse la junta».

El futuro de los medios del grupo

La gran incógnita ahora es qué sucederá con la línea editorial de los medios del grupo, especialmente El País y la Cadena SER. El País, fundado en 1976, ha sido tradicionalmente considerado como un periódico cercano al PSOE, con tendencias socialdemócratas, aunque en los últimos años ha sido señalado por algunos medios y personalidades políticas de estar virando hacia posiciones más afines a la derecha.

Oughourlian ha dejado claro que los accionistas afines a Sánchez, que representan aproximadamente el 14% de las acciones (y que se diluirán hasta el 11-12% tras la reciente ampliación de capital), no pueden condicionar el futuro de la compañía. «No podemos dejarnos condicionar. Hay accionistas con una participación mucho mayor», declaró tras la junta.

En un gesto que podría interpretarse como un intento de no romper completamente los puentes con Moncloa, Oughourlian ha decidido mantener en su puesto a la directora de El País, Pepa Bueno. Fuentes cercanas al presidente de Prisa aseguran que «nada más lejos de sus intenciones que la derechización de Prisa», consciente de que «el negocio de la influencia deja de serlo cuando se pierde la influencia».

Las cartas sobre la mesa

El presidente de Prisa ha mostrado sus cartas: confía en la fuerza de la editorial Santillana, que aporta la mitad de los ingresos del grupo y el 70% del ebitda, y afirma no tener intención de venderla. Tampoco los medios de comunicación del grupo (El País, Cadena SER, Huffington Post). Aunque reconoce que si llegara una oferta «espectacular», su deber sería llevarla al consejo de administración y estudiarla.

El conflicto ha fortalecido la posición de Oughourlian y su equipo, especialmente la de la vicepresidenta y directora financiera, Pilar Gil. Sin embargo, el presidente de Prisa sabe que el negocio de la comunicación no es un negocio cualquiera. «Pilotar un grupo cuyos lectores son mayoritariamente afines al Gobierno en contra del Gobierno es una quimera, una aventura que no puede tener final feliz», especialmente cuando «Sánchez es conocido por no perdonar a quien se atreve a echarle un pulso».

Las opciones sobre la mesa

Las opciones que se barajan para el futuro son diversas. En el entorno de Oughourlian no descartan que el Gobierno pudiera buscar un «caballero blanco» y acabar por lanzar una OPA, aunque esta decisión parece complicada, ya que obligaría a los nuevos propietarios a renegociar la deuda. Lo que el presidente de Prisa ha dejado claro es que no está dispuesto a vender su paquete si no se ofrece también una salida al resto de los accionistas, como Vivendi o Carlos Slim.

Tampoco se descarta que sea el propio Oughourlian quien acabe lanzando una OPA sobre la totalidad de las acciones para hacerse con el control total de la compañía. Esta opción gana fuerza tras su reciente victoria en la junta de accionistas.

La pugna por Prisa ha generado tensiones también entre otros accionistas del grupo. Según fuentes cercanas a Vivendi, el segundo mayor accionista con casi un 12% del capital, «no gusta que se les vincule a una guerra política y a una lucha con un gobierno, el español, con el que no quieren tener ningún tipo de problemas» y con el que aspiran a mantener relaciones normales, como en todos los países donde tienen negocios.

Un conflicto con múltiples dimensiones

Esta batalla por el control de Prisa trasciende lo meramente empresarial para adentrarse en el terreno político y mediático. La victoria de Oughourlian supone un revés para las aspiraciones de Sánchez de contar con un grupo mediático afín, pero también plantea interrogantes sobre el futuro de medios que han sido referentes de la izquierda española durante décadas.

El presidente de Prisa ha jugado sus cartas con astucia, combinando la mano izquierda para tender puentes con los accionistas beligerantes próximos a Moncloa, y la mano derecha para tomar decisiones contundentes que consoliden su poder en el grupo.

La incógnita ahora es si El País y la Cadena SER mantendrán su línea editorial tradicional o si, por el contrario, experimentarán un giro que los aleje de sus posiciones históricas. Lo que parece claro es que Oughourlian, lejos de ser el «pagafantas de Prisa» que algunos creían, ha demostrado ser un estratega capaz de plantarle cara al propio presidente del Gobierno y salir victorioso de la contienda.

En este tablero mediático, las próximas jugadas de Sánchez serán determinantes. ¿Aceptará la derrota o buscará nuevas vías para influir en el grupo? La respuesta a esta pregunta marcará el futuro de uno de los conglomerados mediáticos más influyentes de España y, por extensión, del panorama informativo nacional.

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