En La Retaguardia de este lunes 09 de Junio, Eurico Campano analiza con el director de El Catalán, Sergio Fidalgo, todo lo ocurrido en la manifestación de este domingo contra la mafia del Gobierno.
Y es que Madrid fue ayer el epicentro de una de las mayores movilizaciones contra el Gobierno de Pedro Sánchez en los últimos años. Miles de ciudadanos abarrotaron la Plaza de España y las calles aledañas respondiendo a la convocatoria del Partido Popular bajo el contundente lema «Mafia o democracia». La manifestación, que comenzó a las 11:00 horas, se convirtió en un clamor por la regeneración democrática y en una exigencia de elecciones anticipadas.
La concentración, sexta de las convocadas por Alberto Núñez Feijóo desde que asumió el liderazgo del PP, reunió según la organización a unas 100.000 personas, aunque la Delegación del Gobierno rebajó la cifra a entre 45.000 y 50.000 asistentes. Lo que nadie discute es que la Plaza de España y sus alrededores quedaron completamente colapsados por ciudadanos de todas las edades portando banderas españolas y pancartas contra la gestión del Ejecutivo.
Los líderes populares marcan el paso
Alberto Núñez Feijóo lanzó un mensaje directo al presidente del Gobierno durante su intervención: «Ríndase a la democracia. Convoque elecciones, las queremos ya, porque nadie le votó para esto». El líder de la oposición, visiblemente emocionado ante la multitud, aseguró estar «preparado» para «liderar la revolución de la decencia y la libertad» y afirmó que «España está cansada, pero no rendida» frente a un presidente que, según sus palabras, «se esconde, miente y «huye».
Por su parte, Isabel Díaz Ayuso protagonizó uno de los momentos más intensos de la jornada al ser recibida con gritos de «Tú sí que vales» por parte de los asistentes. La presidenta madrileña no defraudó con un discurso contundente: «Las dictaduras entran a sorbos, poquito a poco, de manera aparentemente inofensiva. Nos quieren divididos, enfrentados y quieren tapar todo con escándalos». Ayuso alertó de que «cuando la democracia popular suplanta a la liberal se entra en dictadura» y denunció que «en la España de Sánchez el que discrepa está acabado, sea del partido que sea, un periodista, un artista o un ciudadano anónimo».
La manifestación contó también con la presencia de los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy, así como de numerosos líderes autonómicos del PP, mostrando una imagen de unidad frente al Gobierno. El presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, fue especialmente crítico al calificar al Ejecutivo de «insostenible» por su incapacidad para «aprobar presupuestos, aprobar una ley, aprobar medidas» mientras está «cercado por más casos de corrupción».
Un clamor ciudadano contra la corrupción
La movilización surgió como respuesta a los recientes escándalos que han salpicado al Gobierno y al PSOE, entre ellos la publicación de audios que, según la oposición, apuntarían a un supuesto intento de desacreditar a la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, organismo encargado de investigar presuntos casos de corrupción vinculados al entorno presidencial.
«Lo último que le faltaba a España es un Gobierno corrupto, sin principios y sin amor por su nación. Que fuera capaz de poner al frente a gente capaz de fabricar corrupción para tapar más corrupción. Eso se llama mafia», denunció Ayuso durante su intervención, resumiendo el sentir de muchos de los manifestantes.
Los asistentes, equipados con sombreros y gafas de sol para protegerse del calor madrileño, no cesaron de corear consignas como «Sánchez, dimisión», «No va más» o «Sánchez vete ya» durante toda la concentración. La Gran Vía, la calle Princesa y la Cuesta de San Vicente se llenaron de una «riada humana» con banderas españolas, según describieron algunos testigos.
Una estrategia inclusiva
Siguiendo las instrucciones de Feijóo, los manifestantes portaron mayoritariamente banderas de España, viéndose solo algunas aisladas con las siglas del PP. Esta estrategia buscaba atraer a votantes de otros partidos como Vox y presentar la protesta como una movilización ciudadana más allá de las siglas políticas.
El líder popular explicó que el objetivo de la concentración era que los españoles «pudieran hablar aquí, dado que el Gobierno no les deja hablar en las urnas». Con un formato similar al de anteriores convocatorias, los asistentes fueron animados por el DJ Pulpo, creando un ambiente festivo pese a la seriedad de las reivindicaciones.
La manifestación, que se celebró a escasos metros de la sede socialista de Ferraz, se desarrolló sin incidentes destacables entre las 11:00 y las 12:30 horas, aunque los cortes de tráfico en el centro de Madrid se prolongaron hasta las 15:00 horas según informó el Ayuntamiento.
Un termómetro político en tiempos convulsos
La masiva respuesta ciudadana a la convocatoria del PP supone un importante termómetro del descontento social con la gestión del Gobierno en un momento de creciente tensión política. Los llamamientos a una moción de censura y las exigencias de elecciones anticipadas resonaron con fuerza durante toda la jornada.
Feijóo aprovechó la ocasión para presentarse como alternativa, asegurando que está «listo» y que «solo falta que Sánchez encuentre el coraje para poner urnas y preguntar a los españoles». El líder popular prometió liderar «la revolución de la decencia y de la libertad» desde «las calles y hasta las urnas, pasando por las instituciones».
La concentración del domingo se suma a las cinco anteriores convocadas por Feijóo desde que asumió la presidencia del PP, consolidando la estrategia de presión en la calle como complemento a la oposición institucional. El éxito de la convocatoria, independientemente de las cifras exactas de asistencia, demuestra la capacidad de movilización del Partido Popular en un momento crítico para el Gobierno.
El dato más curioso de la jornada: la manifestación coincidió con el día en que se cumplían exactamente tres años desde que Pedro Sánchez anunció su anterior «reflexión» sobre su continuidad al frente del Gobierno, un gesto que muchos de los presentes recordaron con ironía, coreando «esta vez sí, vete de verdad».