Quien creyera que el mes de junio sería un remanso político en España se ha topado con la cruda realidad: Pedro Sánchez ha vivido entre el 16 y el 20 de junio de 2025 una de las semanas más convulsas desde que llegó a La Moncloa.
Sacudido por acusaciones de corrupción que salpican al núcleo duro del PSOE, encontramos al Sánchez más desquiciado en lo que lleva de mandato. Y eso que las ha pasado de todos los colores.
Eso sí, que nadie se descuide, el momento es este.
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El escándalo del llamado caso Koldo—una trama de comisiones ilegales vinculada a la adjudicación de contratos públicos durante la pandemia y que ha arrastrado a figuras tan emblemáticas como José Luis Ábalos y Santos Cerdán—ha desencadenado un terremoto político cuyos ecos resuenan incluso fuera del hemiciclo. La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha hecho públicas grabaciones donde altos cargos socialistas discuten sobre presuntos sobornos. La situación, lejos de apaciguarse, se complica por investigaciones paralelas que afectan incluso al entorno familiar del presidente: su esposa, Begoña Gómez, y su hermano, David Sánchez, también están bajo el foco judicial por supuestos casos de tráfico de influencias y empleo irregular.
El Congreso convertido en un ring
El miércoles 18 de junio, la sesión de control al Gobierno se convirtió en un auténtico espectáculo parlamentario. La bancada del Partido Popular (PP), secundada por Vox, arremetió contra Sánchez con acusaciones directas: «Usted es un indecente», espetó Santiago Abascal antes de abandonar el hemiciclo teatralmente. Alberto Núñez Feijóo fue igual de rotundo: «La situación es insostenible», reclamando elecciones anticipadas y acusando al presidente de estar «profundamente atrapado en una trama de corrupción».
La presidenta del Congreso, Francina Armengol, tuvo que emplearse a fondo para contener los ánimos mientras Sánchez pasaba al contraataque. El líder socialista optó por una estrategia ofensiva, recordando los casos Gürtel y Kitchen que han perseguido al PP durante años. Aseguró que el PSOE actúa «en cuanto hay indicios», mientras que PP y Vox «encubren la corrupción». Un intercambio dialéctico propio del mejor combate pugilístico, aunque sin nocaut definitivo.
El PSOE entre la autodefensa y la crisis interna
En paralelo al vendaval parlamentario, Sánchez ha tenido que capear el temporal dentro de su propio partido. Tras la dimisión forzada de Santos Cerdán como secretario de Organización, el lunes 16 convocó a la Ejecutiva Federal para anunciar una auditoría externa sobre las cuentas socialistas y una comisión parlamentaria para investigar el caso Ábalos. Sin embargo, lejos de calmar las aguas, sus medidas fueron calificadas como insuficientes incluso por socios clave como Sumar o Podemos. Yolanda Díaz le instó a dar un giro social y medidas más contundentes para regenerar el Ejecutivo.
Sánchez, sin embargo, descartó someterse a una cuestión de confianza o realizar cambios en su gabinete. En rueda de prensa desde Ferraz se mostró desafiante: «Las elecciones son cada cuatro años. Así ha sido y así seguirá siendo», zanjando así cualquier especulación sobre un posible adelanto electoral. No faltó tampoco el tradicional desafío a Feijóo y Abascal: les retó a presentar una moción de censura si realmente consideran insostenible la situación.
El ruido social crece: protestas y presión mediática
La crisis no quedó encerrada entre las paredes del Congreso o las reuniones internas del PSOE. Frente a la sede socialista en Madrid, un centenar de manifestantes convocados por plataformas como Hazte Oír exigieron su dimisión con pancartas poco sutiles. En paralelo, los editoriales arden analizando el «declive» del presidente socialista y augurando consecuencias imprevisibles para el futuro inmediato del gobierno.
Mientras tanto, Sánchez suspendió actos públicos previstos para centrarse en reuniones con socios parlamentarios como ERC y Junts—aunque ni siquiera aquí encontró tregua: los independentistas aprovecharon para reiterar sus exigencias e incrementar la presión sobre un Ejecutivo cada vez más aislado.