Los medios tuvieron acceso muy limitado a la reunión

La cumbre UE – América Latina, un lugar de frustración y desinformación periodística

Había cientos de delegados y políticos, pero en un día no se hicieron más que media docena de comparecencias ante la prensa

Muchos de los periodistas que cubrían la cumbre no se levantaron de la silla durante prácticamente todo el día

Cientos de políticos, ministros y dirigentes de Estado reunidos en un solo sitio. ¿De qué se enteran los medios? De lo que les digan en las cinco ruedas de prensa que se realizan. Esa es la realidad de la cumbre que se celebró en Madrid entre la Unión Europea, América Latina y el Caribe el pasado 18 de mayo.

El papel de los periodistas en esa reunión se limitaba a transcribir las notas oficiales que se distribuían y a reproducir las fotos y vídeos oficiales. El acceso a políticos fue muy limitado.

Los únicos jefes de Estados que se acercaron a lo largo del día fueron José Sócrates (Portugal), Recep Tayyip Erdogan (Turquía) y Sebastián Piñera (Chile). Tan sólo tres líderes de más de cincuenta que asistieron.

Agencias como Reuters habían traído una docena de periodistas. Había medios de todo el planeta. Muchos periodistas latinoamericanos y de diversos países europeos. Los turcos también eran muy numerosos. Hasta la CNN estaba.

Un gran despliegue para una expectativas altas. ¿El resultado? Decepcionante.

EL TRABAJO PERIODÍSTICO

La mayoría de periodistas se encontraban en una gran sala habilitada con mesas, conexión a internet, teléfonos e impresoras. Muchos de los profesionales no se levantaron de la silla prácticamente en todo el día.

La señal de los discursos les llegaba a través de unos televisores de circuito cerrado y a las ruedas de prensa iban sólo unos pocos, los necesarios. Fundamentalmente los cámaras y una decena de reporteros.

EFE y RTVE tenían un trato preferencial. Ambas contaban con espacios especiales que tenían hasta taquillas propias. Junto a Reuters fueron los que mayor despliegue realizaron.

A excepción de las grandes comparecencias, la mayoría de las ruedas de prensa no tenían traductor. Ese fue el caso de las declaraciones del presidente portugués José Sócrates. Él hablaba en portugués y los periodistas le preguntaban en español. Era difícil saber quién entendía a qué.

Para las fotos oficiales, como la de la clausura, a los fotógrafos se les concentraba en un punto de encuentro media hora antes. Se les llevaba a todos en grupo para que nada se saliera del guión.

DETRÁS DEL TELÓN

La cumbre tuvo lugar en el pabellón 12 de IFEMA (Madrid). Estaba dividido en tres grandes compartimentos. Uno para los periodistas. Otro para los comisarios y negociadores. El tercero para los jefes de Estado y ministros.

En otras palabras, los periodistas estaban bien vigilados para no pasar a dónde no debían.

Las grandes comparecencias se realizaban en una gran sala a la que los periodistas sólo podían acceder por la ‘tele’.

En realidad, prácticamente ningún periodista se enteraba de lo que pasaba detrás del telón. Lo único que sabían era lo que se les presentaba de forma oficial. En casos excepcionales conseguían una entrevista en la que se podía obtener información extra.

LA CONSECUENCIA

La información que salió publicada sobre la cumbre en cientos de medios fue básicamente la misma: la que los políticos nos quisieron dar.

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