Si por algo se ha destacado Democracia Real Ya es por cuidar el mensaje que se quería transmitir hasta el último detalle
Viernes Santo de 2011. Siete de la tarde. Medio centenar de personas se reúnen en el Patio de Maravillas, un viejo edificio de Madrid en las entrañas de Malasaña. Universitarios, profesionales, parados, jóvenes y no tan jóvenes se dan cita en la tercera asamblea de la plataforma Democracia real ya.
Muchos no se conocían, y otros tan solo habían coincidido a través de las convocatorias en Facebook o en foros de internet.
Domingo 15 de mayo de 2011. La Puerta del Sol y otras plazas de ciudades españolas aparecen de repente repletas de «indignados». El movimiento sigue creciendo e irrumpe de lleno en la campaña electoral.
En apenas tres semanas, una plataforma surgida a través de las redes sociales ha sido capaz de sacar a la calle a más gente que las protestas sindicales del 1 de mayo. Y distorsionar la campaña.
Como escriben Tibisay Zea y Covadonga Abril en ABC, nadie se cree que esa miríada de gente reunida en el centro de Madrid haya llegado allí de forma espontánea en plena preparación de las urnas.
Fabio Gándara es una de las personas que conoce la respuesta. En febrero él creo en Facebook el grupo «Plataforma de coordinación de grupos pro movilización ciudadana», que terminó siendo germen de Democracia real ya.
Gándara asegura que la idea se había gestado en otoño, cuando «unos amigos hablaron con otros amigos de varias ciudades y empezaron a mantener contactos en las redes sociales».
Enseguida enviaron correos y mensajes vía internet a blogueros y asociaciones independientes para invitarles a unirse.
Por tanto el escepticismo parece justificado: todo estaba preparado desde meses antes cuando las movilizaciones en la red en contra de la Ley Sinde empezaban a ponerse en marcha.