la escritora alega que su marido, destituido por Caldera este 23 de enero de 2013, no sabía nada y que están separados
Apesta a tapadera. Tiene su mérito, porque ella que su marido, destituido por Jesús Caldera este 23 de enero de 2013, no sabía nada y que están separados.
Lo de la separación no puede ser mentira, aunque deben seguir llevándose muy bien. Lo de que Carlos Mulas, brillante economista, profesor reputado, autor del informe del FMI que ordena a Portugal hacer recortes sociales a los bestia, ex asesor de Zapatero, antiguo miebro de la Oficina Económica de La Moncloa y durante mucho tiempo director de la Fundación Ideas, no sabía ‘nada‘, no se lo crre ni el que asó la manteca.
«A la vista de los acontecimientos ocurridos en las últimas 24 horas, yo, la autora Irene Zoe Alameda, hago público que Amy Martin es el pseudónimo utilizado para firmar numerosos trabajos realizados para la Fundación Ideas y para el diario Público».
Así arranca el comunicado con el que Irene Zoe Alameda, escritora y esposa del director de la Fundación Ideas del PSOE, ya exdirector porque fue destituido este miércoles de forma fulminante, confiesa este 24 de enero de 2013 en ‘El País‘ que ella es la columnista fantasma, de nombre Amy Martin, a la que el PSOE llevaba tres días buscando en vano.
Por si acaso, ya ha desactiva para ‘reparar’ su página web. La de Carlos Mulas asi como su cuenta en Twitter, siguen activos.
Lo del diario del Grupo PRISA, que arrancó en la madrugada metiendo en portada una foto falsa de Hugo Chávez, se entiende. Es más que evidente que cuenta en su plantilla y dirección con los periodistas y directivos más ‘ingénuos‘, ‘crédulos‘ y ‘pardillos‘ del Planeta Tierra.
En una larga pieza que firma Vera Gutiérrez Calvo la buena de Zoe Alameda asegura que solo ella misma y su representante conocían el secreto de la identidad de Amy y que se ha decidido a explicarlo ahora al ver cómo «la figura de Carlos Mulas», su marido, «se ha visto vilipendiada de forma insólita e irracional, aplastada por una especie de enorme bola de furia que pone de manifiesto la sed de sacrificios de nuestra herida sociedad».
Él, sostiene Zoe Alameda, no sabía nada, porque están separados «sentimental y físicamente» desde hace algunos años.
La bola es de las que hacen época, porque la buena mujer, sin que desde ‘El País‘ le pongan un pero, sostiene tan fresca que
Mulas contrató a Amy Martin (que escribió artículos sobre los más variados asuntos durante dos años en la web de Ideas y cobró por ello 60.000 euros) pensando que Amy Martin era una persona real, ignorante de que se trataba de su propia esposa, que vive fuera de España (aunque se deduce que entonces nunca vio ni habló por teléfono con la supuesta escritora a la que contrató).
La autora mantiene que no ha hecho nada ilegal porque «el uso de un seudónimo no es nada malo, sino algo bastante habitual, y los trabajos realizados por Amy Martin para la Fundación Ideas existen».
Y añade:
«Mi pretensión era mantener a Amy Martin activa a lo largo de toda mi vida, de mantener una doble. Para ella, por ejemplo, estaba escribiendo un libro de investigación política en Senegal».
«A lo largo de los más de dos años en los que colaboré con Ideas, incluso mantuve conversaciones telefónicas con miembros de la Fundación en las que encarné a Amy Martin, y llegué a dotarle de rostro para ilustrar un libro en el cual ella participó de forma activa como analista político y como negra de algunos otros autores».
«Así es como creé a una autora ficticia cuya identidad se fue forjando a golpe de publicaciones reales»
La escritora cuenta que durante mucho tiempo maduró la idea de «poner en práctica», en la vida real, la historia que había narrado antes en una de sus novelas:
«La existencia de una autora (Adda Weinstein en la novela), de la cual sólo se conocen el nombre y las obras, pero de la que no hay rastro, protegida su identidad por su agente literaria».
«Irónica y trágicamente, la trama de Warla Alkman remeda la historia que estoy viviendo en estos momentos: un espía, Fracques o Fracas, a las órdenes de un hombre poderoso, trata de desvelar la verdadera identidad de Adda Weinstein (en la vida real léase Amy Martin)».
«Así es como creé a una autora ficticia cuya identidad se fue forjando a golpe de publicaciones reales».
«Públicamente pido perdón por haber inventado y hecho trabajar a Amy Martin», concluye Irene Zoe Alameda, que se muestra dispuesta a devolver todo el dinero cobrado de la Fundación Ideas y pide que se ponga fin a la «injusticia y crueldad» del escarnio sufrido por Carlos Mulas.
¡Virgen Santa!
Y los de ‘El País‘ en la inopia.