Las críticas al PSOE por el papel que ha jugado en la moción de censura en Ponferrada (León), en la que consiguió la Alcaldía de la localidad con el apoyo de los concejales del grupo de Ismael Álvarez, condenado por acoso sexual en el ‘caso Nevenka’. Las posteriores excusas no le han servido ni ante algunos de los periodistas considerados más próximos al Partido Socialista. Ejemplo de ello es Iñaki Gabilondo, que en su videoblog se ha mostrado el 11 de marzo de 2013 especialmente duro con la formación de Pérez Rubalcaba.
Comienza diciendo:
Con su actuación en el caso Ponferrada el PSOE nos ha demostrado que ya no sabe quién es, que ya no sabe cuáles son su ideas y que ya no conoces a su gente.
Porque todo en este caso ha sido lamentable. La decisión de apoyarse en un acosador sexual para hacerse con la Alcaldía de Ponferrada, las razones que ha dado para justificarse, las excusas que está dando ahora para tratar de explicar lo que ha explicado han sido sencillamente bochornosas. Y a tal bochorno, tal desenlace.
Añade:
[El PSOE] Había vendido su primogenitura por un plato de lentejas. Vendió sus ideas por hacerse con el Ayuntamiento de Ponferrada, y se ha quedado sin primogenitura y sin plato de lentejas. ¿Como puede el Partido Socialista pretender recuperar a su gente con un comportamiento así? Y en un tema extremadamente delicado y sensible como es el de los derechos de la mujer, tan en el ADN de los socialistas.
También dice:
Se demuestra muchas cosas por este capítulo. Se demuestra que en torno a los derechos de la mujer hay mucho bla bla y hay mucha menos sensibilidad de la que se necesitaría. Todavía parece que no se han enterado del todo algunos de hasta qué punto es una batalla en la que no caben contradicciones y que hay que jugar con mucha seriedad y sin hacerse trampas.
Por otra parte. Qué manera de calcular, pero qué disparate es este, en un caso como en el de Ponferrada, que había adquirido una fuerza simbólica extraordinaria. El caso de Ismael Álvarez y su acoso a una mujer llamada Nevenka. Una historia que es desdichada en todos y cada uno de sus capítulos.
Primero en el propio acoso, en el hecho de que fue la víctima la que tubo que abandonar la ciudad, mientras que el acosador se quedaba cómodamente instalado en ella. La decepción después por parte de la ciudadanía, que devuelve con sus votos al Ayuntamiento al acosador. Una situación que iba encadenando bochorno tras bochorno, vergüenza tras vergüenza. Faltaba el PSOE para meter sus manos en tan nauseabunda historia, intentando llegar a la Alcaldía a través de un apaño con ese concejal y, después, intentando excusarse y justificarse con argumentos que son sencillamente deplorables.
Concluye:
Hay varias cosas que resultan muy claras. La primera, que el tacticismo está acabando con los partidos, y que en el caso concreto del Partido Socialista ha perdido el rumbo y la brújula para recuperar el rumbo. Y, o se encuentra pronto o se va a desvanecer.
