El periodista Iñaki Gabilondo ha dedicado su videoblog en El País y la SER el 1 de abril de 2013 a criticar con dureza la política del comunicación del gobierno en particular y de las autoridades en general. Aunque también ha hablado sobre la falta de información a los ciudadanos por parte de las autoridades de la Unión Europea y de los altos directivos de la banca, ha puesto el foco en el Ejecutivo de Rajoy.
Arranca con una reflexión general:
Estoy notando que de un tiempo a esta parte las autoridades no nos dirigen la palabra, no nos hablan. Hay una diferencia enorme entra la importancia de las preocupaciones que ahora mismo están afligiendo a los ciudadanos, que son muy serias, que tienen que ver con el paro, que tienen que ver con los desahucios, que tienen que ver con la seguridad de nuestros depósitos bancarios, y las respuestas oficiales, que están resultando siempre muy frías, muy heladas, muy insuficientes.
Tras criticar a las máximas autoridades europeas, pasa a tratar la comunicación del Gobierno:
Por el temperamento de Mariano Rajoy, que es como es, y tal vez también por táctica, el hecho es que últimamente se está extendiendo esta red de canales de comunicación indirecta muy helada. De comunicación muy higienizada, domesticada, procedente de gabinetes de comunicación, etcétera. Mientras que las autoridades se dedican a hacer informaciones muy burocratizadas, con ruedas de prensas sin preguntas, con conversaciones secretas, que contribuyen a crear una enorme confusión y que, desde luego, mantienen a los ciudadanos en un estado de gran preocupación.
Concluye:
Entre unas cosas y otras vivimos en un estado de ignorancia muy extraordinaria. Si no fuera por que hay prensa libre, que naturalmente cambia muchísimo las cosas, diríamos que estamos como cuando el franquismo nos mantenía en un estado de despiste supremo, que no teníamos ni idea de lo que se estaba tramando en ningún sitio. Y cuando todos estaban permanentemente remitiéndonos a aquella vigilia que mantenía atentamente el jefe del Estado allí: ‘la lucecita del Pardo nunca se apaga, alguien vela por nosotros’.
Ahora nos pasamos el día también interpretando lucecitas. Vamos a tener que ver la lucecita del Pardo, la lucecita de La Moncloa, la lucecita de Bruselas, la lucecita de Bonn.
El hecho es que la comunicación democrática, la información democrática, la distancia corta con la gente, el cuerpo a cuerpo con la gente, no se practica. Y esta comunicación democrática está empezando a ser ya como la conciencia de Hitler, blanca blanquísima por falta de uso.