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La ‘desagradecida’ Maruja Torres dispara dardos venenosos contra ‘El País’

La sentencia por la catátrofe ecológica del Prestige no ha dejado a nadie indiferente, pero los hay que aprovechan para saldar cuentas pendientes

La 'desagradecida' Maruja Torres dispara dardos venenosos contra 'El País'
Maruja Torres. PD

María Dolores Torres Manzanera, más conocida como ‘Maruja Torres’ tiene ya 70 años pero todavía no ha descubierto lo que es el agradecimiento. Eso, al menos, deben de pensar Juan Luis Cebrián, Javier Moreno y todos los que le pagaron sueldos espléndidos durante muchos años por escribir soflamas en ‘El País’.

Este 14 de noviembre de 2013, cuando apenas ha trasncurrido medio año desde que en el diario del Grupo PRISA le comunicaran sumariamente que no necesitaban ya más sus caros servicios, la veterana escritora intenta saldar cuentas pendientes con sus antiguos patrones al hilo de la sentencia del Prestige.

En un claro mensaje indirecto (o directo) a ‘El País’, Maruja Torres dispara con veneno desde Eldiario.es:

«Rompe el corazón huronear en hemerotecas. Duele ver que diarios llamados de referencia -lo siguen siendo: referencia de la genuflexión, hoy en día- tienen que acudir ahora, en este duelo por la vergüenza del Prestige y su injusticia, a lo que ellos mismos publicaron hace 11 años. Porque hoy no serían capaces de escribir tan clarito. Lo hacen por eso. Para cubrir espacio, ahorrar y seguir pareciendo buenos». Este jueves dos temas copan la atención de los analistas de los digitales por encima de cualquier otro. La sentencia por el siniestro del Prestige no ha dejado a nadie indiferente y sigue arrojando ríos de tinta en los medios.

Antonio Casado se muestra indignado en El Confidencial:

«Las sentencias son para acatarlas, pero el acatamiento no deroga la indignación. Y la indignación grita que el fallo del tribunal por el caso del Prestige es un insulto a los gallegos y al resto de los españoles. Una bofetada con carácter retroactivo a los miles de voluntarios que acudieron al rescate de las playas a cambio de nada, sólo por amor a la vida, al mar, a la tierra. Acaban de saber que nadie es culpable de la mayor catástrofe ecológica en la historia de España. Qué barato le ha salido a los dueños del petrolero matar tanta vida en el mar, atentar contra la economía gallega y enmerdar la costa con aquel vertido televisado -los «hilillos» de Rajoy- que te hacía llorar durante las interminables semanas de lucha contra el chapapote».

En la misma línea, José M. De la Vía: «Igual que Poncio Pilato, el juez del Prestige se lavó las manos. Tal chatarra era una gasolinera flotante dedicada a hacer la competencia desleal a empresas honradas y serias. Ejemplo de dumping humano y medioambiental, esta vez en Gibraltar».

Más o menos lo mismo que piensa Vicente A.C.M. en Periodista Digital:

«Una catástrofe ambiental que desgraciadamente tiene sus precedentes en otras partes del mundo y por las que rara vez acaban declarándose culpables. La única verdad es que en esa farsa de juicio no estaban acusados los verdaderos culpables,comenzando por quienes permiten la navegación de barcos con deficiencias graves de estructura y seguridad que son un altísimo riesgo latente, como desgraciadamente se cumplió con el Prestige. La hipocresía de los Gobiernos y de los legisladores hace posible el que cada cierto tiempo ocurran este tipo de «accidentes» que no son sino catástrofes anunciadas. Solo el azar ha permitido que no ocurran más de forma sistemática».

Benjamín López cree en El Semanal Digital que los grandes perdedores con la sentencia son los «progres» que utilizaron el siniestro como arma arrojadiza contra la derecha, por eso argumenta:

«Habría que recuperar el eslogan «nunca mais» que se utilizó entonces como arma arrojadiza para pedir a la izquierda radical, a los progres y al PSOE que «nunca mais» utilicen asuntos como este para hacer política partidista. Pero me temo que eso es como pedirle peras al olmo».

Pero si el Prestige copa titulares, no menos sigue haciendo el miembro del CUP que amenazó a Rodrigo Rato con su sandalia.

Desde Libertad Digital, José García Domínguez tira de chufla y mucha ironía:

«Si en la Rusia de los sóviets estaba Kruschev, que se sacó el zapatón en la ONU, en el país petit tenemos a Fernàndez, el que amagó con lanzarle la alpargata a Rato. Aunque salta a la vista que nuestro rebelde sin causa, tan adicto él a las camisetas imperio y los aretes perrofláuticos, no ha leído mucho a Marx. En cambio, se sabe de memoria la filmografía completa de Chuck Norris. Lo revela el melodramático «nos veremos en el infierno» que le espetó al expresidente de Bankia. Supremo clímax escénico que a buen seguro había ensayado una docenas de veces frente al espejo del cuarto de baño antes de la representación final en el Parlament. Porque ni Mao, ni Lenin, ni Stalin ni Trotsky, con quien de verdad se identifica el airado Fernàndez es con el Robert de Niro de Taxi Driver. Acaso con la única salvedad de que, mientras que el otro apuntaba con un Colt 45 en sus fantasías justicieras, Fernàndez, más prudente, esgrime una espardeña desgastada a modo de misil. El Yoyas de la CUP presume de ser un antisistema, un heterodoxo que no se pliega ante los convencionalismos burgueses y los formalismos hipócritas del establishment. Pero se engaña. Bien al contrario, el Nen de la Chancleta está tan integrado en el permanente show de la democracia mediática como el que más. De ahí que, al igual que su alter ego de Gran Hermano, se preste gustoso a hacer el payaso ante las cámaras de la televisión cuantas veces se tercie».

No tiene mejor opinión de él José María Albert de Paco:

«Porque «¿Sabe lo que es esto?», en el contexto en que fue formulada, esto es, tras haber desenvainado la alpargata, nada tiene que ver con la oratoria política; más bien guarda el eco de esas muletillas con que torturadores tipo Billy el Niño apretaban las clavijas al rojo de turno. Porque «¿Usted tiene miedo?» es un tipo de puntilla que sólo se permite quien, de nuevo, mantiene una relación con su interlocutor, ya convertido en guiñapo, de sometimiento físico. Porque «¿Usted tiene miedo?» pertenece a la semántica del violador, del serial killer, del secuestrador. Porque «¿Usted tiene miedo?», dicho así, con el retintín del que, en efecto, lo ejerce a quemarropa, es lo que probablemente le espetaron a Ortega Lara o le descerrajaron a Miguel Ángel Blanco».

Vicente Torres indaga un poco más y matiza en Periodista Digital:

«Por otro lado, las siglas que respaldan al tipo de la sandalia son las de una organización política que pretende para Cataluña un descalabro mayor, mucho mayor, que el de Bankia. Si consiguiera llevar a cabo sus propósitos los catalanes más desfavorecidos se hundirían definitivamente en la miseria y un gran número de ellos optaría por el suicidio, a la vista que las perspectivas que les ofrecería la situación. La información que ofrece la Wikipedia de esta formación política da cuenta de una serie de disparates a cual mayor. Incluso se refiere a unos imaginarios Países Catalanes, que sólo caben en unas cuantas mentes calenturientas. Es demencial todo lo que tiene que ver con CUP. Ni sus insultos pueden ofender ni sus amenazas asustar. Yo les recomendaría una carta de Albert Boadella para que aprendan a decir las cosas con gracia. Y a tener fundamentos».

 

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