El asesinato de la presidente de la Diputación de León, Isabel Carrasco, ha salpicado las redes sociales de centenares de mensajes ofensivos contra la fallecida y justificando el crimen.
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Dos concejalas socialistas han tenido que dimitir en las últimas 48 horas por sus desdichados comentarios tras lo ocurrido en León. Una apuntó: «Quien siembra vientos, recoge tempestades». La otra, dirigiéndose de forma amenazante al presidente provincial del PP en Pontevedra, escribió: «Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar. Tiembla, Louzán, que la gente anda muy desesperada y los sinvergüenzas que se enriquecen con dinero público terminan pagando».
El programa ‘Rojo y Negro’ de Radio 4G que presenta y dirige Alfonso Rojo analizó en su tertulia el hecho de que individuos resentidos o radicales aprovechen el anonimato para dar rienda suelta al odio como lo harían en una barra de bar, sin tener en cuenta la repercusión de sus palabras.
En su editorial de este 14 de mayo de 2014 Rojo incidía en que:
Vivimos en un planeta inundado de información, en el partidos políticos, empresas, personalidades, científicos y hasta famosillos han descubierto que pueden llegar directamente al público sin necesidad de utilizar como intermediario al periodista.
Con la ayuda de una tecnología, cada día más barata y sencilla de manejar, cualquiera, con dos dedos de frente y un mínimo sentido gramatical, puede recabar información, jerarquizarla y transmitirla de forma efectiva a grandes masas de público, sin necesidad de tener detrás una empresa periodística.
A eso se suma que la gente lee cada día de forma más superficial, soporta peor textos que superen en extensión el tiempo que un ciudadano sano pasa sentado en el cuarto de baño, se nutre esencialmente de titulares y tiene delante una oferta tan variada y enorme, que no va a pagar por lo que puede obtener gratis y moviendo sólo un dedo.
El director de Periodista Digital añade que «el periodista no decide ya lo que es publicable y lo que no. Lo mismo pasa con las empresas, cuyo papel como guardabarreras de la información se ha erosionado tanto, que apenas se nota».
Ahora, un listo con un ordenador y una conexión 3G a Internet, puede poner patas arriba a un presidente, como le hizo el impulsor del Drudge Report a Bill Clinton a cuenta de la becaria Lewinsky o hundir a un director general y mandarlo al calabozo, acompañado de un todopoderoso consejero autonómico como ha ocurrido con los ERES fraudulentos de Andalucía. Contado asi, Internet y las redes sociales son una bendición…
Rojo concluía su editorial sentenciando:
Transcurridas horas desde que asesinaron a Isabel Carrasco, a uno le entra la impression de que Twitter se ha convertido en España en el refugio del tarado…
Como acierta en señalar el editorial de El Mundo, titulado Los delitos no dejan de serlo por el hecho de cometerse en la Red, este deleznable episodio tuitero debe servir de advertencia para quienes creen que en internet todo está permitido.
Las normas que rigen fuera de la Red valen también para ella. De la misma forma que se persiguen la pederastia, la extorsión, el racismo o la apología del terrorismo en las redes sociales hay que evitar que sigan colándose a través de ellas la ofensa, la vejación y la humillación a las personas. Todos saldremos ganando.
El ABC, en un editorial titulado Delitos a través de la Red, señala:
Merecen una condena rotunda los comentarios ofensivos que se vierten a través de la red con motivo del asesinato de Isabel Carrasco. Es lamentable que algunos responsables políticos del PSOE, que han presentado ya su obligada dimisión, dejaran algunas observaciones intolerables en el sentido de que «quien siembra vientos recoge tempestades» y algunas análogas. Por otra parte, hay muchos comentarios anónimos que utilizan nombres de difícil identificación para injuriar a la líder popular asesinada y a sus familiares, e incluso al partido político al que pertenecía. Internet es un mundo jurídicamente opaco, pero eso no significa que puedan pasarse por alto hechos delictivos y violaciones manifiestas de derechos fundamentales tan importantes como el honor y la intimidad. Si hay dificultades insalvables para precisar con certeza la autoría de estos hechos inaceptables, debería establecerse la responsabilidad subsidiaria de los proveedores de servicios. En todo caso, el debate está abierto y el Gobierno tendría que consultar a los expertos para atajar de raíz un mal que todo el mundo reconoce, pero al que nadie consigue poner remedio.
LA OPINIÓN DE LOS COLUMNISTAS
Raúl del Pozo titula este jueves 15 mayo 2014 Raúl del Pozo Venganza de Pantera su sección El ruido de la calle en la contraportada del diario El Mundo:
Un amigo lector aficionado a las novelas policiacas piensa: «Es mucho asesinato para tan pequeño móvil». Tendría razón si no fuera porque el crimen se ha tramado en la jungla de la política, donde se esconden venganzas y se reprime la pasión de la ira. Recuerdo que una vez estuve en política. Me fui al descubrir que militábamos en una agrupación y luchábamos por la representación de un barrio con tanta pasión como si el barrio fuera la Moncloa. En la lucha por el poder no sirve la ambición si no va acompañada de la maldad y en algunos casos del crimen. Lo explica muy bien Hans Enzensberg, autor de Vida y muerte de Buenaventura Durruti: «Entre asesinato y política existe una dependencia antigua, estrecha y oscura que se halla en los cimientos de todo poder». Mucho asesinato para tan pequeño móvil en León si no fuera porque en el interior de los partidos, donde están los verdaderos enemigos, se esconde lo que Montserrat González llama inquina; o sea, la lucha por el control de la horda.
Isabel San Sebastián, en un artículo titulado La jauría en el diario ABC de este jueves 15 mayo 2014:
Exijamos sanciones ejemplares para quienes traspasen los límites de la legalidad e incurran en alguno de los delitos tipificados en el Código Penal (injurias, calumnias, exaltación del terrorismo, amenazas, etc). Animemos a los líderes de opinión a respetar y pedir respeto por las reglas de juego que siempre han regido en este territorio sagrado que es la libertad de expresión. Pongámonos todos a la tarea de frenar la deriva enloquecida que ha tomado este asunto, porque hace tiempo que traspasó los límites de lo moralmente aceptable y está empezando a cobrar tintes sumamente peligrosos. Las muestras de alegría vertidas en ciertos foros ante el asesinato de Isabel Carrasco son el síntoma de una enfermedad social para la que es preciso encontrar vacuna. Facebook y sobre todo Twitter, donde cualquiera puede abrirse anónimamente una cuenta gratuita y, al amparo de ese anonimato, dirigirse a quien le parezca con el propósito deliberado de atentar contra su honor o su dignidad, es una herramienta demasiado poderosa para dejar que evolucione sin control.
Arcadi Espada escribe este jueves 15 mayo 2014 un artículo titulado Inmóviles en el diario El Mundo:
León, por ejemplo. Matan en la calle a un alto cargo político y a los pocos minutos, literalmente, ya brilla deslumbrante el móvil: dejó sin trabajo a la hija de la asesina. Es una explicación que le va como un guante a esta época de crisis y de desprecio de los políticos. Una explicación, además, que los propios políticos han hecho suya, aun indirectamente. Me pregunto si el presidente Rajoy habría ido al entierro de la presidenta si, por poner un ejemplo, el móvil estuviese de algún modo relacionado con eso que los antiguos llamaban un crimen pasional. Y también si la campaña electoral se habría suspendido en ese caso; aunque no dudo, ¡desde luego!, que dado el caso se habría suspendido aún más radical y enfáticamente si el asesino hubiera sido un hombre, porque entonces el hecho, con sólo cambiarle la coma genital, ya hubiese podido inscribirse impecablemente en los estándares de la llamada violencia de género.
Gabriel Albiac, en un artículo titulado Internet bárbara en el ABC de este jueves 15 mayo 2014:
Es de rigor constatar que las leyes son anacrónicas en ese mundo digital que hoy reduplica el mundo. Y que, unos igual que otros, ciudadanos como Estados, operan en la red con la ausencia de norma que define a la barbarie. En internet no existe garantía. Cualquiera que posea control de su nudo puede violar cuantos derechos se le antoje; con bajísimo riesgo de tener que rendir cuentas.
David Gistau, en una columna en el ABC de este jueves 15 mayo 2014 titulada Ansia de muerto:
La impresión desoladora es que este momento español ansiaba una muerte. La ansiaba tanto, que el asesinato de Isabel Carrasco ha sido sometido a interpretaciones preconcebidas que ofenden el dolor primario de su gente –ni para eso hay respeto, ¿lo hubo alguna vez?– e ignoran los motivos probables del crimen que ha ido esbozando la investigación, tan antiguos como la condición humana y su capacidad de rencor. Un despido, un dinero, otras veces fueron la linde de una propiedad o un agravio familiar. La primera distorsión consiste en referirse a un crimen político, como si se tratara de una de esas asépticas ejecuciones terroristas, como cometidas por una máquina que no estuviera programada para reconocer la naturaleza humana de su víctima, con las que ETA solía reventar nuestras rutinas sociales, nuestro mismo proyecto de vida en común.
Éstas son algunas otras opiniones que hicieron destacados periodistas sobre los comentarios de algunos tuiteros sobre Isabel Carrasco:
Antonio Burgos:
Aún estamos a tiempo de que, al igual que hay una Fiscalía Anticorrupción, una Fiscalía Antibasura persiga a las delictivas hordas anónimas de la cobarde chusma antisistema que virtualmente se ha adueñado de invento tan maravilloso como Facebook o Twitter.
Santiago González:
«Nuestra izquierda antisistema empezó a mostrar su alegría cainita, brutal, en toda su obscenidad, [por el asesinato de Isabel Carrasco] aunque con una cierta precipitación»
Ely del Valle:
«Dos diputadas gallegas del PSOE tienen que dimitir por tuitear lo que no deben, pero sienten [sobre el asesinato de Isabel Carrasco]»
Federico Quevedo:
«En Twitter se dio cita lo más despreciable de la naturaleza humana con el asesinato de Carrasco»