«En estos tiempos de profunda crisis, que pone en peligro la supervivencia de los grandes medios de prensa, muchos se preguntan ¿cómo hacer un buen periódico? El interrogante no sólo incluye el contenido, sino también la duda sobre el formato -digital o papel- y cómo lograr que resulte rentable. No hay fórmulas claras. Pequeños sitios webs se erigen en poco tiempo como referencia informativa, mientras algunos colosos de la noticia caen en los números rojos y la pérdida de lectores. Nadie sabe a ciencia cierta por dónde irá la prensa del futuro.»
Yoani Sánchez
A propósito del texto de Yoani Sánchez, desde dontknow hemos querido iniciar un debate abierto y de calidad con expertos que provienen en su mayoría -pero no solo-de los medios de comunicación – bien gestores, bien periodistas- con el fin de debatir hacia dónde se encamina el mundo del periodismo y, en concreto, la prensa.
CLAVES
Qué está cambiando
En la forma:
El soporte digital se ha convertido en una prioridad para los medios informativos. Su capacidad para unificar en un solo sitio texto, imagen y sonido se ve potenciado por la interactividad, la universalidad y la infinita capacidad de difusión que amplifican las redes sociales.
A ello se suma el abaratamiento de los costes de producción que han provocado la irrupción de nuevos medios informativos y una avalancha de información difícil de gestionar por las audiencias.
La facilidad de actualización permite que se incorpore nueva información de un acontecimiento a medida que está sucediendo en contraposición al medio impreso que exigía la tirada de una nueva edición para introducir cambios o rectificaciones.
Las redes sociales y los buscadores están quitando parte del protagonismo a las marcas informativas. Muchos usuarios ya no van a un medio concreto a buscar información, y menos aún comparan luego el enfoque de una noticia con la de otro medio. Lo que vemos es que buscan sus noticias directamente en Google, Twitter o Facebook.
La prensa digital admite también la creación de directos o live blogging, tanto a través de redes sociales propias creadas por los medios como mediante la inserción en sus sitios web de las cuentas en Twitter de sus periodistas. Esta interacción entre los medios de comunicación y las redes sociales permite la narración inmediata -y con contenidos de texto y multimedia- de los acontecimientos a través de los periodistas que se encuentran en el lugar en que suceden y combinarla con los contenidos que llegan a la redacción por medio de otras fuentes (agencias, comunicados…). La prensa puede, con estos elementos, competir con la radio y la televisión en inmediatez pero sumándole interacción.
En el contenido:
La confluencia de la crisis económica internacional con la propia de los medios de comunicación ha influido en los contenidos. Las grandes estructuras de los medios tradicionales se han revelado difícilmente sostenibles, pero la sociedad demanda cada vez más información. Esto ha favorecido la creación de medios más pequeños que, en parte por sus limitaciones económicas pero también en su búsqueda de un nicho de mercado en el que situarse y crecer, han hecho de la especialización su distintivo. En consecuencia, los grandes medios generalistas han perdido el monopolio.
Los grandes medios sufren una pérdida de credibilidad derivada, entre otros factores, de las deudas económicas que han adquirido con entidades bancarias. Los lectores, conscientes de las obligaciones económicas de las empresas periodísticas desconfían de los contenidos que genera el medio. En este escenario, gana peso el profesional (periodistas-marca) capaz de gestionar al margen del medio para el que trabaja una imagen de seriedad, independencia y rigor que lo convierten en una persona de confianza.
La complejidad del mundo actual, sumada a su globalización y constante cambio, hacen muy necesaria la mediación de los periodistas capaces, no solo de verificar la información que llega sin cribado desde las redes, sino también de contextualizar e interpretar la realidad para dar las herramientas al lector con las que éste se formará su visión propia.
La tarea de los profesionales se verá complementada por la participación de los lectores, ya sea a través del llamado periodismo ciudadano como del contacto directo e inmediato con el periodista a través de las redes sociales.
La libertad de extensión de los textos en la web abre posibilidades que la prensa no tenía en el soporte papel. Los estudios revelan una tendencia de los lectores a permanecer poco tiempo en una página, por ello, para que un texto funcione bien debe ser breve: la información esencial se puede contar en pocos párrafos. Sin embargo, la prensa no puede perder de vista que sigue siendo el medio en el que el público busca la reflexión y la profundidad de las noticias que ya ha recibido por distintos canales. La web aporta la flexibilidad y libertad de dar a cada historia el espacio que necesita.
Qué no puede cambiar
La noticia debe seguir siendo lo que alguien quiere que no se sepa. El periodismo es intrínsecamente de investigación y solo sobrevivirá si incide en ello. Los lectores ya no acuden al medio como antes por ser el espacio que agrupaba noticias e información de servicios, por tanto la exclusiva no solo es garantía del servicio de la prensa a la sociedad sino de la propia supervivencia del medio
Los estudios de audiencias han demostrado que, ante un hecho de máxima relevancia, los lectores acuden de forma masiva a los medios de referencia tradicionales. Las referencias pueden cambiar –por la dispersión y la multiplicidad de medios que han surgido y no dejarán de surgir gracias a la red– y los medios no serán necesariamente los que han existido hasta ahora pero seguirán siendo necesarios para el lector.
Qué cambiará
En la prensa en papel probablemente sobrevivan únicamente los productos de pago de tirada reducida de muy alta calidad periodística y con periodicidad semanal. El periódico gratuito será el único capaz de generar audiencias grandes con buen ROI para los anunciantes.
La salud de ese nuevo periodismo digital pasará por la capacidad de periodistas, editores e inversiones en manejar el equilibrio entre dos realidades que parecen enfrentadas: la atomización de marcas informativas y la concentración de medios.
Será online y más que online, a través de los dispositivos móviles, y más pronto que tarde, a través de la convergencia con la televisión. En este sentido es fundamental pensar en las apps e interfaces, más allá de la web.
El contenido se generará en colaboración con expertos, freelance, usuarios. Es esencial pensar en las herramientas de debate y más que de debate, de deliberación, que permita crear ese contenido. Si se consigue esto, será un espejo para la sociedad, ayudará a entenderla y orientará a los políticos.
Tiene sentido, entonces, pensar en un periodismo del futuro atomizado en pequeñas marcas especializadas y nuevas start-ups que busquen a una audiencia nativa de la red y le ofrezcan contenido personalizado a sus gustos e intereses.
El inglés se ha erigido ya como el idioma de la globalización mediática a la que asistimos. Por eso será importante que surjan periódicos y medios globales en otras lenguas, para que las opciones de información y análisis ofrezcan múltiples visiones y modos de entender el mundo.
Los grandes medios tradicionales tendrán que hacer cambios para adaptarse al nuevo entorno, ya que los nuevos competidores ya están dejando su huella en el periodismo-robándoles audiencias e ingresos.
Respecto a la financiación, el periódico del futuro no se financiará sólo a través de publicidad online. Necesitará ofrecer contenidos digitales: e-book, cursos online tipo MOOCs, píldoras y otros servicios de valor añadido para los lectores y las empresas, siempre con contenidos de alta calidad. Asistiremos a acuerdos de «visibilidad por equity».
