El mensaje que le ha dejado el diputado de ERC, Gabriel Rufián, a un tuitero que no le baila el agua es más propio de un pandillero que de un político al que le pagamos el sueldo con nuestros impuestos. Rufián se ha encarado con uno de los azotes más temidos por podemitas y separatas: el tuitero Pastrana.
Todo empezó cuando Rufián le acusó de ser un troll al servicio de Ciudadanos «para que los saquen sus digitales», a lo que Pasatrana le respondió que él no trabajaba para ningún partido y que se ganaba la vida con su trabajo, «más duro y peor pagado que llevar una impresora al Congreso»
La respuesta en plan matonil de Rufián fue: «El dia que sepamos quién eres, crack, nos vamos a reír». Y estos son los que se llenan la boca con la palabra tótemica: diáologo. Le faltó decir «Ya sabremos algún día donde vives». De tanto ir de copas con Otegi, algo ya se les ha pegado.
Amigo @gabrielrufian vigílate ese tufillo dictatorial cuando amenazas a tuiteros anónimos, que vamos a pensar que al final no eres tan demócrata… pic.twitter.com/t18vAw23IX
— José Luis Tivi (@eltivipata) 23 de enero de 2018
Y como condenamos las amenazas de Gabriel Rufián, también nos parecen repudiables las amenazas de un usuario en Instagram, @pepe_99_7, con las que amenazó a Rufián con reventarle «a palazos» si le ve por la calle. Además, le insultó llamándole «hijo de puta» y le desea la muerte. Esperamos que la Policía actúe en consecuencia, tanto cuando Rufián amenaza como cuando es amenazado.