Está haciendo un trabajo digno de un pocero.
Elon Musk, el nuevo propietario de Twitter, está empeñado en desatrancar las tuberías de la red social de toda la porquería de censura que se ha ido acumulando en los últimos años.
La conclusión principal es que está saliendo a la luz toda una serie de órdenes e indicaciones para que las cuentas que defendían postulados de la derecha quedasen arrinconadas e incluso directamente silenciadas.
El mejor ejemplo de todos, Donald Trump, expresidente de los Estados Unidos de América, al que la red del pajarito azul decidió cancelar su cuenta.
Y si a alguien del poder el inquilino de la Casa Blanca era amordazado por los antiguos responsables de Twitter, cuentas de personas y entidades más terrenales eran candidatas también al señalamiento por parte de esos ‘Torquemadas‘ on line.
Paradójicamente, los antiguos dueños de Twitter nunca tuvieron problemas a la hora de mantener activos y promocionados perfiles como los del sátrapa Nicolás Maduro o el del filoetarra Arnaldo Otegi.
Todos aquellos perfiles que no estuviesen en la línea de pensamiento progre sufrieron el llamado ‘shadowbanning’.
Se trata de una técnica de moderación que impide que los mensajes sean leídos por otros usuarios, a pesar de que el que los publica puede verlos sin problema.
Pese a que los moderadores del anterior equipo gestor de la red social negaron la utilización de esa práctica, la periodista norteamericana Bari Weiss, ha mostrado algunas de las etiquetas usadas por el equipo de moderación para determinadas cuentas.
Entre ellas estaba la opción de bloquear la aparición de tuits de una cuenta dentro de la sección de tendencias o que los mensajes no se recomendasen de forma algorítmica a nadie que no siga previamente a la cuenta e incluso evitar que algunas cuentas aparezcan en las búsquedas.
De hecho, fuentes internas de Twitter aseguraron que esos filtros de visibilidad eran sumamente poderosos a la hora de controlar lo que los internautas podían ver o no en la red del pajarito azul.
Durante los últimos años, el equipo de moderación ha llegado a aplicar estos filtros hasta 200 veces al día a diferentes cuentas. Se trata generalmente de usuarios que, sin llegar a tuitear mensajes que violen directamente las políticas de Twitter, publican con frecuencia tuits que se consideran extremos o claros ejemplos de desinformación. Se aplicaban, por supuesto, sin informar a los afectados.