Ya se lo dijo don Sebastián a don Hilarión en la célebre zarzuela de La verbena de la Paloma: «La ciencia adelanta que es una barbaridad». Y con ella, puede añadir la policía, las maneras de perpetrar los delitos. Hoy en día, y gracias a internet, cualquiera puede delinquir sentado tranquilamente frente al ordenador de casa, sin despeinarse y mientras saborea una cerveza fresquita. Y todo ello a 10.000 kilómetros de distancia de la víctima. Lo que no es tan habitual es que la fechoría en cuestión sea causar la muerte a alguien, más allá de los inevitables ataques al corazón que más de uno ha debido sufrir al ver sus cuentas de ahorro esquilmadas por estos virtuosos del ratón y el teclado.
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