Fue una exuberante juerga retórica que osciló, campante, entre la tragedia y la ironía. En una oración que duró una hora y diez minutos, Cristina Kirchner no aportó ningún dato nuevo a las falsas acusaciones ya conocidas sobre Papel Prensa. Esas acusaciones mezclaron arbitrariamente las fechas y las intenciones, como si todo eso, fecha e intenciones, hubiera sido empotrado en una horma preestablecida. Los diarios La Nacion y Clarín son culpables. Ese es el molde.
Lee el artículo completo en www.lanacion.com.ar