La matanza de Taumalipas, en la que fueron fríamente asesinados 58 hombres y 14 mujeres en un rancho ubicado a las afueras del municipio de San Fernando, ha llevado la indignación a México, un país ya acostumbrado a grandes dosis de violencia. El propio presidente de México, Felipe Calderón, ha expresado su «indignación y condena» por el asesinato masivo de los 72 emigrantes sudamericanos y centroamericanos que fueron acribillados a balazos por miembros de la organización criminal de Los Zetas, que trataron de extorsionarlos.
Lee el artículo completo en www.elpais.es