Y habían cambiado cosas por el camino. La preparación de España para el Mundial ha sido más exigente que en 2009 y el seleccionador no ha cambiado por primera vez en tres años. Pero debe ser que esas mejoras no neutralizan la pérdida de calidad (Pau Gasol) o que, simplemente, España es de malos principios. Es seguro que vale más de lo mostrado en la derrota ante Francia, absolutamente inesperada. Llegaron a Turquía por caminos divergentes y tras la primera jornada despertaron en un mundo nuevo. [Narración y estadísticas 72-66]
El debut en Esmirna habló en pasado, con conjugaciones de 2009, en deshonor de aquel arranque de mala gana frente a Serbia en el Europeo de Polonia. El comienzo en el Mundial mostró a una selección actualizada, 4-15, en lo que dan de sí nueve minutos. Un triple de Garbajosa alejaba fantasmas, que resucitaban (¿pueden resucitar los fantasmas?) a la misma velocidad. La explosión de Gelabale, aquel rastas que ya no es del Madrid pero mantiene la estética, acercó realidades dispares. Sus nueve puntos en el segundo cuarto engordaban a Francia hasta hacerla superior (27-26), una novedad en la salida mundialista del aspirante al oro y del candidato a poca cosa.
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