El pasado fin de semana fue de infarto. Desde Beniel, en Murcia, donde fue el primer concierto, a La Granja de San Ildefonso, en Segovia, acabando el sábado en Béjar (Salamanca). En la furgoneta, como siempre, íbamos el grupo al completo, además de Iker (que es un músico de apoyo) y el conductor. Siempre somos puntuales o al menos lo intentamos, porque si no sería un lío. Se puede decir que para eso somos bastante formales. Yo suelo leer bastante durante los viajes, son kilometradas que me las tomo formando un ente entre el sillón, el libro y yo. Otros van escuchando música. Cada uno lo aguanta como puede. Las anécdotas de carretera son siempre parecidas: ¿quién no se ha olvidado de alguno que se bajó a orinar y hemos tenido que dar media vuelta?
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