Diego Maradona impuso la frase "para Argentina no hay partidos amistosos", y a dos meses de su salida como seleccionador los jugadores mantienen esa postura que afianza a Sergio Batista
El sol anunciaba la primavera en Buenos Aires y España, campeona del mundo, se llevó un meneo de impresión en el Monumental.
Al menos en el marcador, cruel quizá con sus méritos, porque siempre propuso y cayó de bruces ante un rival que se limitó a golpear con saña.
Fue la derrota más abultada desde 2001, una fúnebre celebración del Príncipe de Asturias, bien fresco aún en el ánimo de todos.
Un severo tropezón, inesperado, más doloroso por lo abultado que por la imagen.
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