España dio tres palos y marcó Llorente
De amistoso tuvo poco, por no decir nada.
Uno de los templos del fútbol, el Monumental, no se puede permitir el lujo de ver como dos selecciones de tal calibre invaden su recinto para tomárselo a guasa.
Batista afrontó su primer combate serio sin miedo, pensando más atacar que guardar la ropa.
No quería retrocesos y por eso ordenó a Messi jugar en los últimos treinta metros de cancha.
Lea el artículo completo en www.as.com