Se agita la memoria y la sonrisa desaparece con el déjà vu. Con Teodosic mutado en Djordjevic, en Petrovic o en Kukoc. Chorros de talento puestos al servicio del castigo. De su descaro y sus ganas de destrozar finales nunca salió nada bueno para el prójimo. Yugoslavia los crió para hacer grande a la patria, como Serbia ha hecho con Teodosic …
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