«¡Viva la lucha de la clase trabajadora!». Con este grito, surgido de forma espontánea entre la multitud, se puso punto y final a una de las manifestaciones más concurridas que se han vivido en Madrid, sólo comparable al clamor que se vivió durante las protestas contra la guerra de Irak en 2003. Varios cientos de miles de ciudadanos, 40 …
Lea el artículo completo en www.publico.es