A veces, siendo ciclista, en días como los de ayer te entraban ganas de tirar todo por la borda. Ya está bien, lo dejo y me dedico a otra cosa. Hastiado, confundido, indignado e incluso ofendido a pesar de que la historia no te afectase de modo directo. Este no es el ciclismo que tú querías y soñabas cuando eras niño …
Lea el artículo completo en www.elpais.es