«Primero quitaron de una de las criptas una losa de mármol rectangular, de unos 60 centímetros de ancho y 40 de alto, después derribaron un muro de ladrillo y asomados, con la ayuda de unos focos, pudimos ver por fin los restos apilados bajo una lona y algunas de las cajas intactas». Es la descripción de los osarios del Valle de los Caídos que recuerda uno de los miembros de la Asociación por la Recuperación e Investigación Contra el Olvido (ARICO) tras la visita que el Ministerio de Presidencia organizó el pasado septiembre para los familiares de los republicanos que quieren separar a sus antepasados de la tumba de su verdugo …
Lea el artículo completo en www.publico.es