Los hijos de mujeres maltratadas reciben un tratamiento y una atención �de segundo grado� en la ley de violencia de género, en opinión del portavoz de la asociación Prodeni, José Luis Calvo.
En declaraciones a Servimedia, Calvo criticó que, �como a priori no padecen los golpes y las agresiones verbales en su carne�, estos niños quedan en un segundo plano y �están dejados de la mano de la Administración�.
Estos menores �viven un infierno en su hogar, en una situación que implica riesgo para ellos�, advirtió, �y solo por eso deberían pasar a ser objeto de protección prioritaria�.
A su juicio, la ley reconoce y ofrece asistencia y protección a las mujeres �como víctimas directas�, pero olvida que sus hijos también lo son.
Calvo apuntó que cuando se presente un caso de violencia de género en un hogar con niños, la Administración tiene que implicarse en la protección de estos menores, pues es obvio que padecen esta violencia a nivel psicológico e incluso físico.
Por ello, reclamó �medidas acordes al daño que sufren� por parte de las autoridades competentes, que en primer lugar deberían vigilar y como último recurso hacerse cargo de los niños.
En su opinión, un caso como el ocurrido en Tarragona, en el que dos niños fueron asesinados junto a su madre, �es perfectamente evitable�, puesto que existía una orden de protección que al parecer la mujer incumplió. Las administraciones deberían haberse hecho cargo de los pequeños, aseguró Calvo, �que no tienen por qué padecer estas decisiones�.
La presión psicológica del maltrato hace que la víctima no sea libre al decidir el incumplimiento de esta orden, y aquí es difícil intervenir, puesto que la mujer es una adulta, reflexionó.
Sin embargo, las autoridades han de �vigilar para asegurar la protección de los menores�, prosiguió el portavoz de Prodeni, para quien el problema radica en �la incomprensión del sistema judicial�, que ignora los efectos de esta violencia en los niños que conviven con ella.
Esto se manifiesta en algunas sentencias, que en los regímenes de visitas obligan a los pequeños a mantener el contacto con la parte agresora, concluyó.
