MADRID.- Ahora que han pasado unos días desde la concesión del Nobel a Mario Vargas Llosa, ya podemos decir lo obvio: el premio tiene la importancia que tiene, pero nada más. Nada más, claro está, para la obra de Vargas Llosa, a la que ni quita ni añade una coma, no quizá para sus lectores ni para la Academia Sueca, que a juicio de muchos lo necesitaba con urgencia: al fin y al cabo, desde el punto de vista estrictamente literario este premio sólo es, como ha dicho Rodrigo Fresán, un retorno a la cordura …
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