«Dios mío, se ha desconectado». Son las palabras del doctor Ignacio Frade que pueden hacer el milagro que necesita la familia Meño para que el Tribunal Supremo ordene revisar su caso. Un caso que comenzó el 3 de julio de 1989 cuando su hijo Antonio, entonces de 18 años, se sometió a una rinoplastia. Desde entonces está en coma vegetativo y los pleitos iniciados por sus padres, lejos de darles la razón, han concluido con su condena a pagar 400 …
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