El ex presidente Bush defiende las prácticas de «asfixia simulada» porque «salvaron vidas»

El ex presidente Bush defiende las prácticas de "asfixia simulada" porque "salvaron vidas"
. EFE/Archivo

El ex presidente de EEUU George W. Bush defiende las prácticas de «asfixia simulada», condenadas, sin embargo, por las convenciones de Ginebra, porque «salvaron vidas» de ciudadanos británicos.

En declaraciones al diario británico The Times, que ha comenzado a publicar sus memorias por entregas, Bush reconoce que tres personas fueron sometidas a esas prácticas, que él justifica porque ayudaron a frustrar sendos atentados contra el aeropuerto de Heathrow y la zona de Londres conocida como Canary Wharf.

Bush confirmar haber autorizado el recurso a la asfixia simulada para sacar por la fuerza información a Jalid Sheij Mohammed, el cerebro de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos y dice que fue la decisión «correcta».

«Capturamos a ese tipo, el principal agente operativo de Al Qaeda, que había matado a 3.000 personas», dice Bush, y agrega: «Considerábamos que tenía información sobre otro ataque. Pero él nos dice que sólo hablará con nosotros en presencia de su abogado. Y yo pregunto: ¿qué opciones teníamos que fuesen legales?».

En el libro, Bush escribe que «esos interrogatorios ayudaron a frustrar los complots para atacar sedes diplomáticas norteamericanas en el extranjero, el aeropuerto de Heathrow y Canary Wharf en Londres así como toda una serie de objetivos en EEUU».

«No me importa qué opinión puedan tener de mí los ingleses. Ya no me importa. Y sinceramente, había veces que tampoco me importaba entonces», señala el ex presidente en su entrevista con The Times.

Según Bush, cuando el primer ministro británico de entonces, Tony Blair, se enfrentaba a un posible voto de no confianza en el Parlamento, él le ofreció la posibilidad de no enviar tropas a Irak junto a las de EEUU.

El político republicano explica que antes que Blair se expusiese a ser derrotado en esa votación en los Comunes, él prefería poder seguir contando con «Tony y su sabiduría y su pensamiento estratégico como primer ministro de un aliado tan fuerte e importante» como Gran Bretaña.

Pero, según cuenta George W. Bush, su amigo Blair le dijo que estaba decidido a la aventura iraquí aunque ello le costara el Gobierno.

Bush dice que todavía «se siente enfermo» cuando piensa en que no se encontraron armas de destrucción masiva en Irak, justificación esgrimida en su día por Bush, Blair y otros políticos occidentales para invadir el país árabe.

Sin embargo, en la entrevista vuelve a su vieja cantilena de que los iraquíes están hoy mejor sin Sadam Husein, a quien califica de «dictador homicida» y agrega que Estados Unidos también está mejor sin un político al que acusa de haber estado tras un arsenal de armas químicas o biológicas.

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