Para ti, maestro

A Berlanga le hubiera gustado: un espontáneo, encorvado y pizpireto, con pelaje de personaje berlanguiano, se saca una armónica del bolsillo de la chaqueta y frente al ataúd dice: «Para ti, maestro», y se lanza a tocar aquello de Americanos, os recibimos con alegría… La escena sucedió ayer, poco después de las siete de la tarde, cuando se abrió la capilla ardiente, instalada en la sede de la Academia de Cine, en Madrid …

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