Pedirle a Google que elimine referencias a alguien en la Red es poco menos que inviable --no el pedirlo en sí, sino el lograrlo--, por el coste de recursos y dinero que tendría que emplear el buscador
Muy interesante el reportaje que J. F. Alonso y M. A. Barroso publican en el diario ABC titulado ‘«Me quiero borrar de internet»‘.
Interesante pero a la vez angustioso para todos aquellos que alguna vez han subido a Internet, en el fragor del momento, algún inocente video haciendo payasadas o publicado en su muro de Facebook fotos de las que hacen gracia a los amigos y a la vez averguenzan a los padres y alarman a los jefes o posibles empleadores, o a los que algún envidioso ha puesto a parir en algún foro.
Porque, si hace tan sólo unos años lo que resultaba extremadamente caro para Internet era ‘recordar’ –los costes de servidores y almacenamiento de datos era prohibitivo– en la actualidad se ha dado la vuelta: ahora lo caro es ‘olvidar’.
Pedirle a Google que elimine referencias a alguien en la Red es poco menos que inviable –no el pedirlo en sí, sino el lograrlo–, por el coste de recursos y dinero que tendría que emplear el buscador.
El reportaje del ABC se centra en un supuesto Luis –imaginamos que es un nombre falso para proteger su identidad de no sabemos muy bien qué o simplemente un personaje fictio inventado por los redactores para agrupar un sentimiento de muchos internautas–, y esta es su historia:
Luis tiene un negocio y muchísimos clientes. Facebook le parecía una herramienta útil no solo para sus contactos personales, sino también profesionales, así que decidió abrir una cuenta en la red social.
Hace un par de meses una persona que se llamaba igual que él le envió una solicitud de amistad.
«La verdad, no sé por qué acepté. Quizás por inercia. Enseguida descubrí que ese tipo se estaba haciendo pasar por mí, porque en su perfil había una foto mía, además de datos reales y otros falsos -sobre ideología política, religión, gustos personales, etcétera- que podían hacerme mucho daño. En su muro había vertido opiniones que si leían mis compradores me podían tachar de loco peligroso. Le envié un mensaje pidiéndole explicaciones y me contestó «jódete». Consulté con informáticos, pero no hubo forma de seguir su rastro, ya que pudo apuntarse en un cibercafé. Entonces contacté con un despacho de abogados especializado en la supresión de información no deseada en la web. Bastó una amenaza de denuncia para que ese individuo desapareciera. Sospecho quién pudo ser, pero no tengo pruebas. La Red puede resultar a veces muy peligrosa. Para hundirme, bastaría con que alguien ponga en marcha un blog dedicado a poner a parir mi negocio».
¿ES POSIBLE SALIR DE GOOGLE?
El ABC ha investigado para poder responder a esta pregunta.
Aparición en boletines oficiales en relación a multas, notificaciones, etcétera. Fotografías comprometedoras en redes sociales como Facebook o Tuenti. Inclusión en ficheros de morosos de forma indebida. Menciones negativas en blogs o foros. «Indexación» por buscadores como Google o Yahoo de todo lo anterior, permitiendo el acceso de cualquiera rápida y fácilmente… La publicación de información privada en internet es cada vez más frecuente y afecta a más gente.
Miguel Juan Cobacho, abogado especializado en privacidad, pensó el verano pasado que sería una buena idea dar cobertura a la gente que quisiera desaparecer de la Red. Creó salirdeinternet.com y en pocos meses ha asesorado a más de doscientos clientes, algunos de ellos protagonistas de sanciones vejatorias cuyo conocimiento era público en el ciberespacio.
«Google dice que los buscadores no son responsables de la eliminación de ese contenido, pero en mi opinión es evidente que tiene capacidad de control sobre el mismo; puede vetarlo o tolerarlo», afirma Cobacho.
«La Audiencia Provincial de Madrid estimó que a esa empresa le es aplicable la normativa española «no porque sea autora de la información que se considera atentatoria contra el honor de la parte apelante, sino por el hecho de que a través de su sistema de búsqueda permite acceder a dicha información. Es posible salir de Google y de los boletines oficiales. De hecho, hemos sido los primeros en España en conseguirlo. Pusimos una denuncia ante el Defensor del Pueblo en relación a los boletines, ya que no informan de los derechos a los ciudadanos. Es necesaria una legislación acorde a los tiempos actuales».
Por último, el ABC ha elaborado una breve guía práctica de como darse de baja de algunos servicios:
GOOGLE STREET VIEW
Podemos borrar nuestra casa o coche. En el caso de Alemania, donde el debate ha sido más intenso que en España, lo han solicitado 244.237 personas. Cuando estemos delante de la imagen hay que ir al botón de ayuda y desde allí enviar la petición a Google, que comprobará la autenticidad de la solicitud. En el caso de las viviendas individuales es fácil, pero en edificios grandes el trámite es más complicado.
Quien quiera dejar de usar Facebook durante una temporada tendrá que elegir la opción Desactivar (ruta: Cuenta/configuración cuenta/Desactivar cuenta). Pero sus datos, imágenes y demás información privada continuará en la red social. Si lo que desea es borrar definitivamente su rastro en Facebook hay que eliminar la cuenta desde esta dirección.
El proceso es más sencillo. Basta con eliminar la cuenta. Hay que saber, eso sí, que nuestros mensajes indexados en Google pueden seguir circulando por la red, por lo que no sirve como solución para borrar de internet un comentario inadecuado. En el mismo sentido conviene recordar que la cuenta puede seguir visible en twitter.com unos días después de ser eliminada.
BOLETINES Y BLOGS
Si la petición es a nivel particular, puede recurrir a la Agencia Española de Protección de Datos o a algún despacho de abogados especializados en privacidad. Si lo que desea es suprimir información relativa a su compañía, opte por la segunda opción. Internet es usado con frecuencia para introducir comentarios que, de forma sencilla, gratuita y anónima, pueden dañar la imagen de un empresario.