Hace más de 20 años, una mujer residente en el estado de Iowa (EEUU), conocida como SM, iba caminando a las diez de la noche por un parque solitario, totalmente a oscuras. A sus oídos llegaba la letanía del coro de una iglesia cercana. Solo veía a un hombre, «completamente drogado», sentado en un banco …
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