La medición del paro.

MADRID, 5 (OTR/PRESS)

¿Son representativas las cifras sobre el paro y los parados conocidas este martes? Es evidente que han suscitado toda clase de comentarios, desde los esperanzadores a los más numerosos en tono irónico o sarcástico. ¿Es una buena cifra, o es una cifra desalentadora y desesperanzadora? Según quien la vea o la quiera ver. Es claro que muchos españoles habían situado ya sus esperanzas en que en 2011 comenzaría a despegar el empleo, y a quejar alejada, por consiguiente, el primer gran efecto de la crisis económica. Los dirigentes sindicales han encontrado una buena razón para abundar en lo que dijeron cuando ya se debatía, y quedó aprobada, la reforma laboral que se negoció tras comprobar su inoperancia a la hora de ser pactada en la mesa del diálogo social. Méndez y Toxo vuelven a decir que esa ley vuelve a demostrar su ineficacia. Pero no es menos cierto que una ley no es suficiente para crear empleo si, al mismo tiempo, no se crean otras condiciones. En fin, provoca más escepticismo y desconfianza, si cabe, observar lo que está sucediendo en Alemania, con un récord de trabajadores, sin paro y con necesidad de asumir trabajadores extranjeros para afrontar las necesidades de las empresas nacionales.

Pocos dudan de que nuestro país y nuestros conciudadanos están «instalados en el pesimismo», en esta materia del número de parados, y consiguientemente, en todo lo que se reviere a la crisis económica. Curiosamente, no parece que haya otro responsable que el jefe del Gobierno, ni siquiera la crisis económica. De ahí que pueda haber llamado la atención el nuevo conseller de Empresa y Ocupación de la Generalitat de Cataluña, que al asumir su cargo, ha asumido con él sus responsabilidades, comprometiéndose a recortar el paro a la mitad en cuatro años. ¿Algún otro responsable autonómico ha compartido la responsabilidad en esta materia? Ni tampoco los teóricos «responsables sindicales», ni mucho menos, los responsables últimos de crear empleo, que no son otros que los empresarios… Todo es exclusiva responsabilidad del Gobierno central, según parece. O, a lo sumo, y coincidiendo con la ironía y el sarcasmo, con «el patrón chino», en quien, repentinamente, se han colocado muchísimas esperanzas a la hora de resolver los problemas económicos nacionales.

Es probable que estemos, como han dicho los políticos a la hora de interpretar los datos del paro, en el principio del fin de la crisis económica, y eso también trae consigo los nervios de quien ya casi empieza a ver que puede empezar a cesar la tormenta…, pero aún no terminan de desaparecer los nubarrones. Eso es lo malo que tienen las cifras del paro: que no se resuelven en unos pocos meses. La acumulación de más de cuatro millones de parados, a partir de los dos millones de sin trabajo que ya registraba el mercado laboral español antes de iniciarse la crisis, costará verla resuelta en poco tiempo. Pero, con anterioridad, deberán darse las circunstancias favorables. ¿Las tenemos ya? Dicen los datos que todavía no, aunque ya casi estén a punto. Faltan los esfuerzos penúltimos, y posiblemente un mejor clima con algún grado de optimismo constructivo, y no demoledor y catastrofista…

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