Las bromas de mal gusto desgranadas por Ricky Gervais en Los Ángeles quizás hubieran sorprendido menos en Londres. La televisión y los teatros británicos son bastante a menudo escenario de chanzas que no todo el mundo acepta como una simple prueba de la tendencia británica a la ironía.
Lea el artículo completo en www.elpais.es