No era cara de un día de cumpleaños. José Mourinho cumplía 48 años, pero su gesto al pisar el césped del Sánchez Pizjuán distaba mucho de una fiesta con globos y tarta. Recio, embutido en el plumífero, el portugués dio unos pasos hacia el centro del campo y oteó el panorama. Lo que vio no era precisamente una cálida felicitación de la hinchada sevillista …
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