23-F. Lavilla carga contra los �imaginativos juicios� de quienes ignoran las circunstancias de aquel día

Landelino Lavilla, presidente del Congreso de los Diputados durante el intento de golpe de Estado de hace treinta años, cargó hoy desde la tribuna de la Cámara contra los �imaginativos juicios� de quienes opinan sobre el comportamiento de los entonces diputados sin tener todo el conocimiento sobre las circunstancias de aquel día.

Lavilla regresó a la tribuna del Congreso para dirigirse a los actuales diputados y a quienes lo eran entonces, reunidos en el acto de recuerdo organizado por la Cámara treinta años después de aquel momento.

Ovacionado por un largo aplauso, Lavilla subió las escaleras a la tribuna y desde allí recuperó parte de lo que dijo a los diputados de la primera legislatura dos días después del intento de golpe de Estado.

Elogió de nuevo �el temple y la serena dignidad� de todos ellos, �por mucho que imaginativos juicios oídos en ocasiones quizá al hilo de pretensiones literarias, traten de zaherir, sin conocimiento ni correcta valoración de las circunstancias, el comportamiento de la cámara ofendida y agredida�.

Frente a quienes ponen en duda esa dignidad, proclamó que fueron los ofensores, y no los ofendidos, �los que dieron aquel deplorable espectáculo aquella tarde�.

Cargó también contra quienes aprovechan que ciertos problemas �reaparecen y acucian� para ejercer de �agudos y sagaces analistas� y adviertir de que �algo se debió hacer mal entonces� cuando esto acaeció�.

Tres décadas después de aquello, proclamó, se podría decir también �que algo no se hizo como se debió hacer durante los treinta años para que aparezcan hoy problemas que tal y como estaban encauzadas las cosas hace treinta años, quizá no tendrían que haber aparecido o haberse manifestado en los términos en que se manifiestan�.

Lavilla recordó que ese día hubo �momentos de zozobra, consumimos horas de paciencia variable y de resignación también variable, pero que sin duda nos enriquecieron en nuestra propia estimación de la libertad y de la democracia que estaban entonces en peligro�.

Celebró por ello el refuerzo de los �vínculos de solidaridad� y el hecho de que la voluntad de los ciudadanos �no fuera truncada� y venciera su deseo de convivencia pacífica, reafirmada después en las multitudinarias manifestaciones.

Pese a ello, reconoció que no faltan personas �incapaces de aprender las lecciones de la historia, de entender los signos de los tiempos, o de percibir el pulso firme y sereno del pueblo español� y pretenden dominar su voluntad �con violencia y sinrazón� o arrogándose en �voceros excluyentes� de la misma.

Ambas son �fuerzas oscuras que pretenden cuestionar y hasta borrar ese modo de convivencia que llamamos democracia� y frente a ellas, aseguró, ejercen de �muralla� los valores constitucionales y las instituciones democráticas reforzadas por el respaldo del pueblo.

Ese pueblo, sentenció Landelino Lavilla, si antes pudo ser �espectador indiferente� de la historia o �fácil secundador de facciones�, desde aquel día es �sereno garante de la libertad y firme guardián de la democracia� frente a cualquier intento de agresión.

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