El 0-0 de Riazor recordó a los jugadores del Madrid algo que se temen cada vez que salen de Chamartín: que el equipo está condenado a encontrar dificultades serias por débil que sea el adversario. Que con Mourinho, que ha dedicado los entrenamientos a ejercitar la defensa y los contragolpes, el Madrid está abocado a sufrir cada vez que los rivales le nieguen los espacios …
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