Iñaki Gabilondo ve las anchoas y exclama «¡oh!» como quien se despierta con el apetito que dan las cosas inolvidables. La dueña de la casa es María Eugenia Antía, guipuzcoana como él, así que le dice algo que él escuchaba allá arriba: «Es como si comerías en Donosti».
Lea el artículo completo en www.elpais.es